Capítulo 49: El equipo de Brayan

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Por la noche llegamos a la capital de Habin.

El Rey Arumas estaba expectante de nuestro regreso victorioso.

Y sí fue victorioso, salvo ciertos detalles.

Le contamos todo lo sucedido en la batalla, desde la pérdida de la Entela, hasta la independencia del archipiélago.

Fue un poco divertido ver cómo su rostro pasaba de la admiración, luego al asombro, y después a una furia contenida.

─Entonces ─sentenció al final de nuestra explicación─. ¿Carinthia independizó al archipiélago de Sekei?

─Eso hice padre ─respondió orgullosa la princesa─. Y lo volvería a hacer.

─Esas decisiones se tienen que consultar primero con tu Rey ─replicó─. No tenías por qué hacerlo a la brava. Ahora nos quedamos sin mano de obra. Solo disponemos de las esclavas que tenemos en este castillo.

─Eso pasó porque me diste estos privilegios reales que yo nunca quise ─replicó─. Al menos ya les di un buen uso. Y, por cierto, las esclavas del Palacio también ya son libres y se pueden ir cuando quieran. A menos que las recontrates como criadas solamente y no como esclavas para que reciban un trato más humano.

─¿Tú hiciste qué? ─el Rey se estaba poniendo como el personaje ese de Furia de Intensamente, bien rojo.

─Padre ─intervino Denyen─. Carinthia hizo lo que tenía que hacer para conseguir la victoria, y yo también. No deberías subestimar nuestros métodos. El fin justifica los medios.

─Tú ni deberías estar aquí para empezar ─replicó el Rey─. Por tu culpa perdimos la Entela. Tú se la diste en bandeja de plata a Sven y él se la dio a Dáfira.

─Si me permite, su majestad ─intervine hablando con mucho recato─. Todo esto sucedió porque usted es un puto Rey holgazán, inútil e irresponsable. Su hija le advirtió muchas veces acerca de que los Savants querían robar la Entela, pero usted nomás se la pasaba de pendejo en puras fiestas. Por eso Denyen la robó. Si Dáfira no hubiera conseguido la Entela, en algún momento igualmente la habría capturado. La hubieran robado frente a sus narices y usted ni en cuenta por andar en sus mamadas fiesteras.

La sala quedó en silencio después de que todos oyeron aquello. Ahora sí estaba seguro de que me iban a correr como mínimo. Pero al menos pude desahogarme.

Y el Rey soltó una risotada.

─De verdad que no puedo con el humor del Héroe ─exclamó─. Te tomaré la palabra. Al final de cuentas, son mis hijas y me siento orgulloso de ellas. Estoy orgulloso de Denyen porque, a pesar de todo, ella sola venció a Dáfira y a su máquina. Y también estoy orgulloso de Carinthia porque por fin entiende sus deberes reales.

─No, no los entiendo ─murmuró Carinthia─. Y no me interesa entenderlos. Aunque mis deberes reales fueran perritos igual los patearía.

¿Qué carajos le pasa a este Rey y a su hija la edgy?

─Como sea ─dije tratando de ignorar todo eso─. Si me permite abogar por Denyen, me gustaría que le devolviera sus derechos al trono. Creo que, aunque cometió un error al entregar la Entela, de no ser por ella, nunca habríamos derrotado la máquina de Dáfira.

─Considéralo un hecho Héroe. Denyen volverá a ser la heredera al trono y Carinthia, bueno, ya no.

─¿Eh? ─preguntó Koyara─. ¿Por qué cuando Brayan habla con el Rey, este acepta de buena gana lo que le pide?

─Acá entre nos ─le respondió Denyen discretamente─. Mi papá siempre quiso hombres.

─!Siiii! ─Carinthia exclamó eufórica─. ¡Por fin! ¡A la mierda las obligaciones reales!

Qualia - Fase 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora