Capitulo 61

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Antes que nada, tengo una muy mala noticia... Este es el penúltimo capitulo, los subire seguidos, este y el último. Me da mucha pena ya que fue la primera que publique y les gustó mucho. Comenzaré a publicar la de Willy por si quieren leerla. Muchas gracias a esas chicas que leyeron y apoyaron la novela desde el principio. A las que me hablan y preguntan por la novela :'D Las quiero, de verdad. Un beso, babes! ❤
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-Vamos a vernos un montón la una a la otra. Estás atrapada conmigo, muchacha. Siempre quise tener una hija.

Unas cuantas lágrimas escapan de mis ojos y la abrazo con más fuerza. Antes de perderla por completo, me pongo de pie.

-Te veré pronto entonces.

-Te vas a casa, ¿verdad?

Asiento con la cabeza, cuestionándome por qué está preguntando. Después de sacudir mi mano para Miguel, puedo decir que él está confundido en cuanto a dónde voy. Salgo del edificio, entro en el coche y conduzco a casa.

***
Al segundo en que entro en mi calle, lo veo. Véanlo, apoyado en su viejo y destartalado coche como lo ha hecho tantas otras veces. Sólo que ahora él está en mi calle. Está en mi casa. Mi corazón se acelera junto con mi coche. Cálmate, __(tn). No sé por qué está aquí. Y no estoy contenta con él. De hecho, me deslizo de mi coche al parque y salgo.

-¡¿Qué crees que estás haciendo perdiéndote el partido de tu hermano?! Estaba tan entusiasmado y sabes que te quiere allí. ¡Sé que quieres estar allí! ¿Cómo puedes no ir solo porque sabías que yo iba a estar allí? -Es sólo el comienzo de lo que quiero decirle.

Samuel pretende agacharse para cubrirse.

-No me vas a golpear de nuevo, ¿verdad?

Me muerdo la lengua para no reír. Ugh. Yo lo echaba de menos. Lo extrañaba mucho, muchísimo.

-Este no es momento para bromear, chico gimnasio.

-Lo sé.

Se ve totalmente serio. La sonrisa se ha ido, su cuerpo tenso que ya no se inclina contra su coche, pero se pone de pie. Entonces, él me entrega una hoja de papel.

-Yo...

-Sólo ábrelo.

-Yo...

-¿Por favor?

-Sólo porque lo pediste amablemente.

No sonríe cuando me lo dice.

- Gracias.

Lentamente, desdoblo el papel. Es una forma universitaria. Su forma universitaria, donde puede declarar su importancia. El sobre está marcado como: "No Declarado"

Mis manos comienzan a temblar. No estoy segura de qué pensar.

-¿No va a ser un terapeuta físico?

Se encoge de hombros.

-Tal vez. Puede que no. No estoy seguro. Me imagino que no tengo que decidir ahora mismo. Puedo tomar clases, tomar algún tiempo para ver lo que quiero hacer. Es una gran decisión, ya sabes.

La alegría y la esperanza se extendieron por todo mi cuerpo, me calentaba. Se merece ser feliz.

-Estas seis últimas semanas me han matado, __(tn) Lee. Te extrañaba mucho, pero estaba tan enojado. Primero por ti porque te amaba tanto, pero no podía tenerte. Luego por mí, porque me di cuenta...

-¿No me podías tener?

Seis semanas de dolor, preguntas, ira explotaba de mí. Cosas que yo debería haber dicho aquel el último día, pero estaba demasiado asustada.

-Tú me tenías, Samuel ¡Y tú me tiraste! ¿Y por qué? Sabes que yo amo a tu familia. Hubiera entendido cualquier cosa que necesitaras hacer con ellos.

-Lo sé.

Él está ahí, esperando por todo lo que le tenga que tirar.

-Me has hecho daño, Samuel. Más que nadie en mi vida porque yo confiaba en ti más que a nadie. -No sé de dónde viene, pero toco su pecho con mi dedo- Y tú lo arrojaste lejos. La primera vez que algo malo paso, me dejaste, al igual que...

-Mi papá. -Sus ojos se cerraron y dejo escapar un profundo suspiro, antes de abrirlos de nuevo- Hice exactamente lo que mi padre hizo. Cuando no supe cómo manejarlo, corrí.

Oh. No esperaba que lo viera.

-Pensé que tenía que ser todo para ellos. Así que dejarme tener algo para mí significaba que no les daba lo que se merecían.

Mis manos se estaban moviendo mucho, no sabía qué hacer con ellas, así que las empuje en mis bolsillos.

-Sólo eres humano, Samuel. ¡Tienes veinticuatro años! Está bien que los ames, pero no puedes dedicar tu vida a ellos.

-Tienes razón... No puedo y ellos no me necesitan de todos modos. No sé por qué yo no lo había visto, pero ahora lo hago.

Pum, pum, pum, pum, pum. Trato de concentrarme en retrasar mi corazón, pero sólo puedo centrarme en él.

-Yo... yo fui y vi a mi papá. Le dije lo que sentía por él. Hablé con mamá y ella me dijo que engreído tan grande soy. Miguel me llamó idiota y mi madre ni siquiera le dijo por su vocabulario. Tenía que salir de mí mismo. Deja de sentir lástima por mí, para ellos. Dejar de pensar en que lo podía manejar todo, porque no podía y no quería. ¿Por qué era mi trabajo salvarlos? ¿Estar allí para ellos? Si. ¿Salvarlos a ellos? No. Ni siquiera eran ellos los que lo necesitaban. Era yo.

No puedo explicar lo difícil que es no llegar y apoderarme de él. No para envolver mis brazos alrededor de él. No para saborearlo. No para absorber todo su perfume de hombre y esencia de océano. Pero no puedo. Todavía no.

-Nadie puede salvar a nadie, Samuel. He aprendido eso. Todos tenemos que salvarnos a nosotros mismos.

-Lo sé, bebé. Lo sé. Todo lo que he hecho en las últimas semanas ha sido lo correcto, pero todavía no se sentía bien. No se sentía bien. Y luego Miguel tenía su partido de esta noche y supe lo que me faltaba. Tú. Quería tomar tu mano, mientras yo lo miraba. Ver tu cara iluminarse mientras lo mirabas. Si tú estás interesada, podemos ir a su juego... ¿Quizá podamos hablar un poco más después? Vamos a llegar tarde. Llamé a mi mamá hace un rato y le dije que vendría aquí primero. Ella dijo que te diera otra media hora. Te juro que a veces esa mujer es psíquica.

No se perdió el juego para evitarme. Él ni siquiera sabía que estaba allí.
Y fue él, el que llamo a Marcela. Ella fue la que me envió a casa.
No puedo evitarlo, me río.

-Tú riéndote de mí era la segunda peor manera de la que me imaginaba que esto pasara.

Él me da su media sonrisa. La juguetona, pero sus ojos aún no están seguros. Me están pidiendo a mí.

-Yo estaba en el juego. Vi a tu mamá y a Miguel en la tienda de café y me invitaron. Pensé que no estabas allí porque te enteraste de que iba.
Entonces llamó alguien, que ahora sé que eras tú y tu mamá me dijo que fuera a casa.

-Ella nos jugó. Eso suena como ella. -Se muerde el labio. Nunca lo había visto así antes- O tal vez sólo quería darnos la oportunidad de hablar en privado. ¿Estás preparada para ello? Hablar, quiero decir.

ENTRENADOR PERSONAL; Vegetta777 -ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora