─¡Te lo dijeron, maldito idiota! ─Una Karelia emputadísima y con lágrimas en los ojos me alzó del cuello─. ¡Te dijeron que no atacaras la estatua y lo hiciste!, ¡Tú lo mataste!
No pude defenderme porque ella tenía razón. Esto no es como mis acostumbradas metidas de pata que suelo hacer, como cuando le rompí el brazo a Sin Nombre al creer que tenía Qualia. Aquí una persona, un buen amigo perdió la vida por mi culpa.
Sin Nombre fue el único que intervino para separar a la bandida de mí, nadie más lo hizo o tenía intenciones de hacerlo, y él pudo quitármela de encima solo porque Karelia se desplomó en un mar de llanto frente a mí.
Todos, hasta los miembros del culto tenían una expresión sombría. Siempre sí eran los buenos de esta historia.
─¡Retirada! ─anunció una Minoris demasiado seria, lo cual no era muy usual en ella─. Fracasamos.
Nadie le respondió, pero todos se pusieron en movimiento. Larissa y Koyara, con ayuda de algunos soldados de Habin, tomaron el cuerpo del cazador, lo envolvieron en unas mantas y lo cargaron en una carreta que los miembros del culto nos prestaron sin avisarnos siquiera.
Nuestro ejército de soldados de Habin y dríadas se alejó del campo de batalla mientras el eclipse aún seguía. El Rey Demonio despertaría en cuanto el eclipse acabara. Al final, lo que Minoris me encomendó cuando me encontró en la isla Erus, lo que provocó que hasta se peleara con el Triunvirato, no se cumplió. Seguramente continuarán con el ritual o quién sabe, aunque Marius haya dicho que el Rey Demonio solo despertará con un sello liberado. Y cuando eso pase creo que nadie quiere estar aquí para verlo. Solo espero que nuestra corazonada sea correcta y que el Rey Demonio sea ese héroe que tanto defendía Marius.
No nos habíamos alejado lo suficiente cuando lo alcancé a ver en el horizonte, el líder del culto mostraba un rostro de empatía hacia nosotros. Al final resultó que nuestro enemigo hizo más por nosotros que yo.
Por la noche volvimos al palacio de Coromandel, los demás tuvieron una audiencia con el Rey en el que le explicaron lo que había sucedido, pero yo no estaba presente porque, después de lo que acababa de hacer, no podía presentarme frente al Rey o frente a mis amigos. Por lo que supe, el Rey accedió de buena gana a celebrarle un funeral sencillo a Lucius.
Durante todo el rato en el que duraron los preparativos para el funeral, nadie me dirigió la palabra, ni tampoco me buscaron. Parecía que no existía. Pero desde lejos podía ver cómo se preparaba todo. Aunque no es correcto que diga esto, me llamó la atención ver como son los funerales aquí.
Todos visten de color blanco, o usan ropas de cualquier tipo, pero que sean predominantemente blancas. Esto simboliza a la Diosa Aiwass, lo hacen para decirle que reciba a su hijo en su reino que conocen como Empíreo. Ponen al muerto en una caja muy adornada, de esas que parecen como cajas musicales, pero del tamaño de la persona, lo dejan al descubierto y rellenan el espacio entre el cuerpo y la caja de flores aromáticas. Luego una procesión de varias personas sale a recorrer las calles de la ciudad mientras seis personas van cargando la caja, estas seis personas suelen ser familiares o amigos de la persona en cuestión. Cuando el gentío pasa cerca de alguna iglesia o lugar donde haya campanas, estas se tocan en señal de respeto.
Yo debería de estar en esos seis que carguen la caja, pero no creo que fuera buena idea.
Finalmente llegamos a un pequeño lago en la ciudad. Este lago funciona como un cementerio de hecho, lo cual si me sacó de onda. Ahí ponen la caja con el muerto, la sellan herméticamente, le ponen más flores encima y lo echan a andar como si fuera un barco al tiempo que cantan algunas canciones bien tristes. Poco a poco el peso le va ganando y el ataúd se hunde con todo y cuerpo. Y ahí se queda.
Un sacerdote, aunque no se si esté bien llamarlo así, dice algunas palabras, permite que otros más digan algo por si quieren y cuando han acabado, se retiran.
Yo todavía me quedé un poco más de tiempo en ese lago cuando todos se habían ido. Comenzó a caer una leve lluvia.
─Solo quiero que sepas Lucius que, lamento lo que te hice ─murmuré─. No te voy a mentir. Cuando te conocí me caías un poco mal porque pensaba que, como tenías pegue con las chicas, pensé que me las ibas a bajar. Pero ahora entiendo que pensar eso fue una pendejada. Porque te convertiste en un buen amigo y en un miembro valioso del equipo, aunque no usabas telesma. No sé cómo sea la cosmovisión del mundo aquí, pero espero que en donde estés, puedas perdonarme. Adiós amigo. Ah, y si te encuentras con mi tío Kevin, prueba sus tortas, están deliciosas.
No sé por qué dije eso último. Me retiré del lago con la idea recién concebida de que los isekais son mierda.
─Brayan ─oí mi nombre y vi a alguien tras un árbol. Era Alice.
─¿Qué quieres?
─Sé que lo que hiciste estuvo horrible, y todos te lo recriminamos, pero que algo como esto no te detenga. Para mí, sigues siendo un héroe.
─No lo soy Alice ─respondí─ Nunca lo fui. Nunca hice nada por mí mismo que realmente fuera de ayuda. Fallé en la misión que Minoris me encomendó cuando me invocó a este mundo, y encima, hasta perdí a un amigo por mi pendejez. No intentes defenderme.
─Todos los héroes cometen errores, a veces, incluso peores que este ─me dijo la dríada─. En mi cultura, también tenemos una heroína. Su nombre es Insh. Se decía que era demasiado poderosa, pero no por ello era perfecta. Insh también cometió muchos errores y aprendió de ellos. Nadie es perfecto.
─Me da igual tu heroína, Alice ─respondí─. No tengo ganas de hablar.
─¿Qué harás ahora?
─No lo sé. Quizá Minoris esté tan molesta conmigo que me regrese a mi mundo, y honestamente, creo que eso sería lo mejor.
─Yo volveré a Sekei, con las dríadas ─Alice suspiró─. Eso significa que esta podría ser la última vez que nos veamos, así que quiero decirte esto. A pesar de todo, estoy y estaré agradecida por todo lo que hiciste por mí. Yo te am... te adoro mucho.
Pude darme cuenta de lo que me iba a decir, pero parece ser que leyó bien el ambiente. Ni siquiera esa "confesión" iba a animarme.
─Cuídate mucho Alice, y no hagas las pendejadas que yo hice, sé una buena gobernante para las dríadas.
Alice se despidió de mi con un beso en la mejilla y se retiró del lugar. Como empezó a llover más fuerte decidí regresar al palacio.
Año Unificado 652, Sexto día del Mes Vosa
No vi a nadie ahí dentro, hasta parecía que estaba desierto. Más adelante descubrí a todos los chicos reunidos en un salón discutiendo algo. Por supuesto, no me atreví a entrar y me dirigí a mi habitación a encerrarme. Solo espero que ellos mismos lleguen y me digan que sucederá a continuación.
La noche seguía avanzando y a mí me entraba cada vez más el sueño. Entre esos sueños me pareció oír la voz de una niña que reía a lo lejos. En un momento en el que estaba seguro de que estaba bien despierto, volví a oír otra vez la voz de la niña.
Me levanté de mi cama y me asomé al pasillo, estaba vacío.
Pero cuando volteé a un extremo del pasillo por segunda vez, ahí estaba algo que no estaba la primera vez que vi. La silueta de lo que parecía ser una niña con un vestido negro.
─¿Eh? ¿Y esa niña?
La morrita en cuestión parecía tener alrededor de 10 años. Usaba únicamente un vestido de color negro porque incluso andaba descalza. Algo que llamó mi atención es que su piel era muy blanca y sus ojos eran muy negros, de lejos parecía una calavera. Así que me entró un poco de miedo al inicio.
─Sígueme ─escucharla me estremeció, porque, aunque estaba como a 40 metros de distancia, al oírla, parecía como si me hablara al oído.
─¿Quién eres? ─pregunté en voz baja creyendo que así me oiría, aunque estaba lejos.
La niña solo sonrió y corrió despareciendo del pasillo, así que salí tras de ella.
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Qualia - Fase 1
FantasyTítulo completo: Qualia (o la Decepcionante Realidad del Género Isekai) Cuatro años después de las aventuras de la bruja Larissa en el mundo de Brayan, la vida del muchacho se mantiene sin cambios. Con 22 años cumplidos y una carrera trunca, entra a...