Un mounstro.
Ese era el término correcto al momento de referirse a alguien como Hanji Zöe. Había pasado horas que parecían una eternidad atacada a una silla, con nada más que una bata de hospital cubriendo su desnudes del frio arrasador.
Pasó por tipo de pruebas en poco tiempo, desde electrodos que hacían sacudir hasta lo más profundo de sus neuronas, hasta químicos que al sólo hacer contacto con su piel se irritaba de tal forma en que su piel se asimilaba a una quemadura de segundo grado.
— Muy bien, supongo que es todo por hoy. El edificio está por abrir en media hora y debo presentarme a las diez a una reunión. — Decía una ojerosa Hanji, vistiendo sus típicas batas y apuntando en su libreta con normalidad.— ¿Todo bien?
Claro, sólo sentía que su cuerpo había sido atropellado dos veces por un camión.
— Siento que mi cabeza va a explotar. — Comentó con sinceridad.
— Oh, es normal, después de la cantidad de líquido que he implantado en su cuerpo, puede que ese efecto dure un poco.
— ¿Un poco... cuánto aproximadamente?
— Uhmmm… bueno, eso depende de tu resistencia.
— ¿Es en serio? — Dijo con escepticismo, tomando sus ropas nuevamente para cambiarse.— ese tipo de respuestas no es una que espere oír de un científico.
— Bueno, no me subestimes, Zeke. Aunque parezca increíble, tu cuerpo es un verdadero espécimen para mi. Tu musculatura, tu sangre, tus huesos, todo… es verdaderamente increíble.
Zeke no era del tipo que se dejará intimidar con facilidad, pero había algo en la mirada de Hanji Zöe que le hacía sentir un escalofrío que lo recorría hasta en lo más profundo de su médula espinal.
La intensidad y ciertamente, la curiosidad que emitían sus enérgicos ojos eran los mismos que los de un gato jugando con un ratón que ni siquiera se comerá.
Vaya dilema de la vida, ¿cuándo habría creído que él se convertiría en el ratón?
— ¿A dónde vas?
— Dijo que ya habíamos terminado por hoy, iré a ver a los niños. No puedo dejarlos solos mucho tiempo.
— Te acompañare, — decía al sacudir sus llaves.— de igual forma debo buscar unos papeles al departamento antes de la reunión, y tal vez algo de ropa… la última vez que fui con esta pinta Levi me regaño y lo último que quiero es que me joda mis planes. No te molesta la compañía, ¿cierto?
— Como quiera.
Hanji sonrió complacida, mientras se dedicaba a recoger sus papeles sin prestar privacidad al hombre que estaba desnudandose a su lado. Después de todo, ni siquiera cuando cambio sus ropas ella le dió espacio y tampoco parecía importarle.
[...]
— Mira eso, parece que Levi todavía está aquí. — Le dijo Hanji al ver el auto estacionado.— ¡Ah! Aún hay tiempo de que lo conozcas.
— ¿Quién?
— Levi, te hablé de él, fue el quién me dió la idea.
Con prisa, lanzó las llaves al auto sin siquiera fijarse en el seguro o demás, simplemente tomó la mano del hombre rubio y corrió con él al desgastado edificio.
Las escaleras los llevaron de regreso al departamento, donde al instante, la sonrisa de Hanji desapareció en cuanto un hombre dejaba una nota en su puerta.
— Ah, al fin te dignas a aparecer, mujer.
— Zeke, — Se dirigió a él.— puedes pasar, tengo asuntos que resolver con él.
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Callejón 54 ~ Zekehan
FanficHanji Zöe es una científica trabajadora en una de las empresas farmacéuticas más importantes del país, excéntrica y extremista en sus proyectos, nadie quería trabajar con ella debido a su mala fama hasta que gracias a una mala interpretación de pala...