Esa noche decidí quedarme en casa de mi madre, en mi antigua habitación. Había pasado poco más de un año desde la última vez que estuve ahí, y aunque técnicamente era mi espacio, la sensación que me invadía era extraña, como si hubiera entrado en el cuarto de un desconocido. Todo estaba tal cual lo había dejado: la cama perfectamente hecha, un termo olvidado sobre el mueble, mi lámpara de noche en su lugar habitual junto a la cama, y el closet, entreabierto, revelando un par de prendas olvidadas.
El tiempo y el abandono no habían sido amables con el cuarto. Una fina capa de polvo cubría todo, y el aire tenía ese aroma seco y rancio que solo los lugares cerrados por demasiado tiempo adquieren. Aunque reconocía cada rincón, no me sentía cómodo allí. Había algo inquietante en estar rodeado de mis viejas cosas, como si me recordaran a quien era antes, alguien que ya no existía del todo.
Mientras trataba de ordenar mis pensamientos, una idea cruzó por mi mente. Zac. Tal vez si le llamaba, podría venir a buscarme y llevarme de regreso a mi departamento. Pero de inmediato deseché esa opción. Zac debía estar agotado después de todo lo que pasó con Jackson; no quería molestarlo más de lo necesario. Así que decidí quedarme.
Tomé un trapo y comencé a desempolvar algunas cosas. Sacudí las cobijas y limpié el colchón con la esperanza de que, al menos, pudiera dormir cómodamente. Me recosté finalmente, pero el sueño no llegó tan fácil. Mi mente seguía atrapada en los eventos del día: el riesgo que Jack y Zac habían corrido para salvarme, Jonathan enfrentando su condena, y todas las cosas que había vivido mientras estuve en esa pesadilla. Me preguntaba cómo serían las cosas ahora, si podría volver a una vida tranquila y normal o si todo había cambiado de forma irreversible.
Era como si mi cerebro se rehusara a dejarme descansar, hasta que, agotado de tanto pensar, finalmente me quedé dormido.
A la mañana siguiente, desperté sobresaltado. Por un momento, pensé que estaba llegando tarde a clase, pero rápidamente recordé que era Halloween y no había escuela ese día. Me relajé y, sin prisa, tomé una toalla y me di una ducha larga. El agua tibia me ayudó a despejarme un poco.
Cuando volví a mi cuarto, abrí el closet y encontré algo de ropa que todavía me quedaba. Opté por una combinación sencilla y neutra: una playera blanca, una sudadera gris y unos pantalones beige. No me gustaba vestir llamativo, prefería la ropa holgada y de colores sobrios: blanco, negro, gris, beige, y, de vez en cuando, algo azul. Terminé de vestirme y me puse los tenis, sintiéndome algo más como yo mismo.
Bajé las escaleras y el aroma del desayuno me recibió. Mi madre estaba en la cocina, preparando todo con ese amor que siempre ponía en cada comida. La abracé y le ayudé a servir. Llamé a mis hermanitos, que salieron corriendo y se sentaron a la mesa, comenzando a pelear como solían hacerlo cuando mi padre aún vivía. Verlos discutir me arrancó una pequeña sonrisa, hasta que escuché el motivo de su disputa: querían decidir quién se sentaría al lado de Zac.
En ese momento, la puerta se abrió y Zac entró en la cocina. Mi madre lo recibió con una calidez que me sorprendió, y los gemelos lo saludaron emocionados, aunque no dejaron de pelear entre ellos. Zac se acercó a mí, me abrazó y me dio un beso en la frente, un gesto que siempre lograba tranquilizarme. Luego, se ofreció a ayudarme con los platos.
Nos sentamos a desayunar. Mi madre ocupó un lugar junto a los gemelos, quienes seguían lanzándose miradas desafiantes hasta que Zac, con un tono autoritario pero amable, los separó. Finalmente, todos comenzamos a comer en paz. Sin embargo, mis hermanos no tardaron en bombardearme con preguntas, poniéndome nervioso. Zac notó mi incomodidad y les pidió que se calmaran. Para mi sorpresa, le obedecieron de inmediato.
Mientras comíamos, Zac y yo empezamos a hablar de cosas más triviales, intentando distraernos un poco de todo lo ocurrido.
- Oye, Zac - dije, jugando con mi cuchara. - ¿Cómo van las clases?
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Dentro de tres mundos
Teen FictionEn la universidad Forger de betas había un joven estudiante de 3 año llamado Demian que a simple vista parecía uno más del montón, pero él ocultaba un enorme secreto que no quería que fuese revelado nunca. Demian era un joven muy estudioso intelige...