Jacobo caminaba mirando al suelo, escuchando el sonido de hojas secas rompiéndose, abrumado por tener que ir a buscar a nada más ni nada menos que un cementerio algo que ni sabía lo que era ni estaba emocionado por conocer.
El camino se hacía incómodo, ninguno de los dos hermanos hablaba, Jacobo sentía pena por eso, su hermana lo detestaba y él no entendía por que.
¿Y cómo estás? - Preguntó para romper el hielo. - ¿Qué te importa? - Le contestó con una pregunta irónica su melliza.
Jacobo bufo, solo intentaba ser amable y su hermana lo trataba de esta manera.
¡¿Por qué me odias tanto?! - Preguntó.
Mireia no contestó, solo siguió caminando.
¡Estoy hablando contigo, Mireia! - Le gritó.
Mireia gruñó.
¡¿Quieres callarte?! ¡No sabes quien este escuchando! - Le dijo. - ¡No gritaría si no me trataras tan mal! - Le reprocho Jacobo.
Mireia suspiró y se acercó a su hermano.
Te odio por que eres la horrible mezcla del idiota de mi padre y la abandonica de mi madre. - Dijo con una voz llena de ira.
Jacobo abrió su boca, sorprendido por la respuesta.
Mireia continuo con su camino y Jacobo quedo estático, nunca se hubiera esperado esa respuesta.
¡Oye, Mireia! - Dijo corriendo hacia ella.
Mireia volteó con seriedad.
¿En serio piensas eso de mí? - Le preguntó. - ¿Me equivoco acaso? - Interrogó Mireia. - ¡Eres igual de torpe que el imbecil de Jake y defendiste a mi madre a pesar de que te prefirió a ti antes que a mí cuando me diagnosticaron! - Le dijo.
Jacobo se quedó de piedra, no podía creer lo que oía.
De repente antes de que alguno pudiera emitir una palabra más se escucho un disparo haciendo que los dos voltearan.
¿Qué hacen aquí niños? - Preguntó un hombre detrás de ellos, haciéndolos voltear. - Me habían asustado... - Les dijo.
Jacobo trago saliva y Mireia se quedó estática, sin hablar, como era de costumbre que pasara cuando estaba nerviosa.
En ese momento empezó a haber un fuerte olor a podrido, fue cuando se dieron cuenta que algo venía detrás del hombre...
Un horrible cocodrilo cubierto de sangre, al que se le notaban los huesos y gigantescos dientes.
Jacobo corrió y corrió sin mirar atrás hasta que...
Se dio cuenta que su hermana no lo seguía se había quedado estática en el lugar, el cocodrilo se le acercaba con violencia, así que sin dudarlo dos veces, casi como si su instinto de supervivencia lo controlará, tomó una rama de un árbol y la arrojo al animal, aparentemente, muerto en vida.
Fue hasta su hermana, la tomó de la mano e intentó desatarla de su transe.
¡Mireia, por favor, muévete! - Gritó, logrando su cometido. - J-,Jacobo. - Murmuró.
El cocodrilo retomo su camino a atacar a los mellizos, por lo que Mireia, ya despierta, empuejo a su hermano para que el cocodrilo no lo dañara y pateandolo con rapidez.
Mireia recordó lo que le dijo Roger y uso el cristal de memoria, no sabía exactamente que estaba haciendo, solo pronunció las palabras "Campo de fuerza" y ella y su hermano fueron envueltas en una especie de esfera.
El hombre que los había asustado con el disparo pareció horrorizarse con lo que vió y huyo.
¡A él! ¡tenemos que buscarlo! - Gritó Mireia y tomo a su hermano.
Se rompió el campo de fuerza y Mireia brinco sobre el cocodrilo para pasar por encima, Jacobo la siguió aún aterrorizado.
Un enorme cocodrilo fantasma persoguiendolos por detrás y un posible culpable huyendo de ellos.
¡Mireia! ¡El cocodrilo nos sigue! - Le dijo Jacobo.
Mireia parió el cristal y le lanzó un pedazo a Jacobo, él cual lo atrapó.
¡Encárgate de él, yo iré a atrapar al tipo! - Le contestó Mireia.
Jacobo asintió y fue hasta el cocodrilo.
Mireia corrió y lanzó una ráfaga de fuerza con el cristal en mano.
El hombre cayó y se corto la pierna con una piedra, lo que lo hizo gritar del dolor.
¡Tú! - Lo llamó Mireia. - ¡¿Eres el responsable de todo esto!? - Preguntó.
El hombre se quedó callado, sudaba y comenzó a llorar.
Y-Yo no hice esto... ¡Lo juro! - Respondió el hombre . - ¡¿Por qué quisiste matarnos?! - Siguió interrogando la joven. - ¡Una mujer me lo ordenó! - Confesó.
Mireia abrió su boca ¿este hombre conocía a la culpable?
¿Cómo se llama? - Preguntó. - No se su nombre, tampoco su apariencia, me prometió ser parte del deseo si ayudaba. - Le contó el hombre.
Mireia gruñó, este hombre estuvo en contacto con la que aparentemente era la responsable de que este tipo de cosas paranormales estén sucediendo y no tenía idea de quien era o como se veía.
De repente pensó... "¿Un deseó?".
¿Cómo que deseo? - Preguntó. - No puedo contar más ¡Podría morir si cuento algo! - Gritó.
Mireia gruñó y acercó el cristal de memoria con ferocidad al cuello del hombre.
¡Si no te mata esa mujer yo lo haré! - Amenazó. - ¡Habla! - Ordenó. - ¡E-Escucha no se nada, trabajaba con esos cristales y me dió uno para controlar al cocodrilo, dijo que si encontraban lo que querían sería parte de un deseo que cambiaría el mundo! - Le contó.
Mireia se quedó analizando la situación, en eso Jacobo se había unido a la escena, con si mayor cara de cansancio.
M-Mireia... ¿Qué te dijo? - Preguntó. - Te explicó en casa, solo vamonos, tengo mucho en que pensar. - Le respondió.
...
En el camino hubo un silencio que no llegaba a ser incómodo, aunque tampoco era agradable.
Mireia... ¿Por qué me protegiste con el cocodrilo? - Preguntó.
Mireia suspiró.
Se supone que te odio y aún así quise protegerte... - Empezó a hablar. - Ni yo se por que hice eso. - Dijo. - Supongo que después de todo, tú hiciste lo mismo por mí. - Finalizó
A Jacobo se le escapo una pequeña sonrisa de labios, después de todo y apesar de las tensiones entre su melliza y él ella aún le tenía cariño, que demostró al protegerlo, esos actos lo hacían creer que Mireia en el fondo era una chica buena y había esperanza para que su relación creciera.
Bueno, vamos a trabajar juntos después de todo ¿No? - Preguntó Jacobo. - Tch, ni me lo recuerdes. - Le contestó Mireia con una pequeña sonrisa.

ESTÁS LEYENDO
El pueblo de los susurros
FantasiaEn un misterioso pueblo privado, un grupo de adolescentes se encuentran viviendo sus vidas con normalidad, estudiando, conversando y jugueteando. Pero de un momento a otro el pueblo deja de ser el mismo, se oyen sigilosos susurros por todas partes...