Over Again || Alexis Sánchez

Capítulo 4: "Consecuencias"

Una semana ha pasado desde la última vez que vi a Alexis, y también una semana desde la última vez que fui de fiesta, me he mantenido tranquila, no he salido de casa, no quiero que los medios de comunicación me acosen, aunque en verdad no he querido salir, porque no quiero encontrarme con Alexis, sé que es una estupidez, porque Londres es una ciudad de 1.572 km² y viven más de 8 millones de personas, mi cabeza me dice que sería imposible encontrarme con él y que ¡qué importa encontrarse con él!, pero en el fondo de mi corazón siento un miedo irracional de encontrarme otra vez con él, la vez pasada no pasó nada porque primero estaba ebria y luego con resaca, mi cabeza no estaba totalmente lucida. Estoy totalmente asustada de hacer algo estúpido, porque siempre lo hago, siempre jodo todo, con mis locuras e impertinencias... Así que pretendo quedarme en el confinamiento por un buen tiempo, siempre es bueno no hacer nada, por eso me la he pasado leyendo libros, viendo series en netflix y cosas para matar el ocio, incluso he tenido mi celular en modo avión toda la maldita semana, para que así nadie me moleste, ahora estoy leyendo tranquilamente un libro acerca de un chico malo que conoce a una chica buena, típica historia, todo parece normal hasta que se revela que  el chico es un ángel caído que quiere ser humano y para eso debe matar a la chica, estaba tranquilamente leyendo mi libro hasta que alguien golpea mi puerta, intento ignorar a la persona, pero se me es imposible puesto que no para de tocar, ay maldita sea, me levanté en contra de mi voluntad, sin antes mirarme en el espejo de cuerpo completo que está en frente de mi cama, estaba en mi pijama que consiste en un short y una polera nike ancha, que bueno era dle Alexis... Un día se la saqué de su closet, y nunca pude deshacerme de ella, por más que lo intentara siempre me arrepentía de hacerlo, por lo que al final se convirtió en mi pijama favorito, bueno aparte de eso mi pelo era solo una maraña, pero bueno no estaba tan desastrosa o ¿si?, fui a abrir la puerta en esas condiciones... Abrí la puerta y deseé no haberlo hecho, era Caitlyn Eastwood mi manager y no venía sola, la acompañaba mi maquillador, estilista, la encargada de vestuario y unas cuantas personas más que no logré identificar, ¡por qué no me dejaban tranquila de una vez por todas!

—Para variar eres un desastre niñita—claro como ella siempre estaba impecable, perra— ¡Te desapareciste por una semana! ¿Cómo se te ocurre? La prensa te busca desesperada, luego de tu último escándalo, pero bueno ahora te reivindicarás y serás la chica buena que todos quieren que seas, no quiero nada de escándalos Francisca, ¿Me entiendes niña?—me miró inquisitivamente a lo que suspiré y asentí, luego ella prosiguió dando órdenes a las demás personas en mi apartamento—Bien, la van a dejar estupenda y quiero que se vea recatada pero sexy, ustedes entienden, y tú—me apuntó con su dedo—Ve a bañarte, tenemos un largo día.

                Me intenté relajar en la ducha, aunque con Caitlyn mandando era imposible, me dio quince minutos exactos, cuando estos se cumplieron, me estaban esperando para arreglarme, en este mundo uno no puede tener nada de privacidad, ¿pueden creer que me depilaron entera? No entendía para qué, les dije múltiples veces que no quería que me depilaran, lo había hecho hace poco, pero la mandona de Caitlyn lo ordenó y al parecer todos seguían sus órdenes e ignoraban las mías, luego prosiguieron maquillándome, cuando me estaban aplicando base o no sé qué cosmético me entró la inquietud de para qué me estaban arreglando tanto, si según yo no había nada interesante qué hacer por estas fechas.

—Caitlyn— llamé, pero no tuve respuesta,  el maquillador, Matthew me miró con odio, puesto estaba interrumpiendo su trabajo— ¿Dónde está Caitlyn?—Matthew se encogió de hombros, a lo que yo me paré de la silla donde me encontraba, para buscar a mi manager, a quién encontré cómodamente sentada en mi sofá leyendo no sé qué y tomando un té, muy tranquila por la vida, mientras yo estaba siendo torturada por Matthew y por las otras personas del club "arreglen el desastre que es Francisca"—¿Me puedes decir a dónde tengo que ir? ¡Que no sé para qué me arreglan tanto! —dije un poquito estresada. Levantó su mirada hacia mí y me miró con desprecio.