Capítulo 14

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Empezamos lo duro... no me matéis!



Capítulo 14

Curvas


Pasaron un par de semanas. En ese tiempo, Marta le explicó a Fina que Jaime vendría en unos días y que ella estaba decidida a hablar con él sobre el divorcio y poner punto y final a su historia. Fina no pudo evitar la alegría que eso le generaba, pues ya podía vislumbrar un poco de libertad en su relación. Por lo demás, los días en la oficina los pasaban entre papeleos y reuniones; la dichosa máquina de los perfumes ya había llegado y el laboratorio funcionaba a toda tren. Ambas formaban un equipo muy eficiente y Damián, que pasaba por la oficina un par de veces a la semana a menudo acompañado de Isidro, estaba maravillado con el trabajo de Marta, y por qué no, también con el de Fina. Las noches las solían pasar en casa de la rubia. Uno de los fines de semana habían salido con Claudia y Carmen y otro lo habían pasado en casa de Marta.



Esa lluviosa mañana de domingo las sorprendió entre jadeos. Fina cabalgaba sobre Marta, su cuerpo perlado por el sudor mantenía su piel erizada. Su cabello suelto descansaba sobre uno de sus hombros, mientras gemía descontrolada pero sin dejar de mirar los ojos que tenía enfrente. Marta la sujetaba de la cintura, haciendo profundo el contacto entre sus sexos. En un momento dado, Fina le cogió una mano, le chupó los dedos a conciencia y los llevó a su entrepierna. Marta entendió enseguida lo que quería, y apenas Fina se elevó unos centímetros sobre ella, la rubia le introdujo sus dedos sin mucha dificultad. La morena apoyó las manos en sus pechos, dejando su sexo caer lentamente. Marta no pudo reprimir un gemido que le salió desde lo más profundo de su ser al sentir como invadía el cuerpo de Fina. La morena echó la cabeza hacia atrás, disfrutando de la sensación de tener a Marta dentro de ella. Se movió en círculos lentamente, tratando de alargar el placer. Marta la miraba desde abajo, hipnotizada. Fina nunca tenía bastante, y aunque hubieran hecho el amor la noche anterior, por la mañana volvía a tener ganas. Pero es que ella tampoco tenía suficiente. Casi le daba vergüenza reconocer que estaba teniendo más sexo con Fina en estas últimas semanas que en toda su vida anterior a ella. Fina la miró, y una de sus manos la agarró del mentón para ubicarla. Sabía que a veces a Marta el placer y las sensaciones que le provocaba hacer el amor con ella la obnubilaban y la desconectaban del momento. Marta le sonrió para hacerle ver que estaba allí y Fina siguió moviéndose sobre ella y sus dedos. La rubia profundizó sus movimientos, ralentizando el ritmo pero tomándola aún más hondo, más adentro. Fina avanzó contra ella, con furia, mirándola a los ojos. Sus manos apretaron sus pechos con fuerza y en una última embestida, se corrió salvajemente.


La respiración entrecortada fue retomando la calma. Marta sacó los dedos y Fina se desplomó sobre su pecho.

- Joder... cada vez es mejor - dijo Fina, respirando pesadamente.

- Uhm - fue la respuesta de Marta.

- Dime una cosa... las veces que te gustó alguien... ¿pensabas en el sexo? - preguntó la morena, levantando la cabeza y todavía con dificultad para hablar.

- No exactamente... podía imaginar un beso o una caricia... pero no el sexo como tal.

- ¿Por qué?

Marta la miró.

- No lo sé... me daba vergüenza, o no sé... pero no podía imaginarlo.

- ¿Y ahora?

LA SECRETARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora