Run Away With Me

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*Narra Willy*

Estaba tumbado en su cama, pensando en todas las emociones que había experimentado en tan poco tiempo, él seguía en el baño y yo aproveché ese momento para reflexionar lo que acaba de pasar hace unos minutos. Samuel me había llevado a su casa, sus padres estaban de viaje de negocios, y él estaba solo, me pidió que viéramos una película juntos a lo cual accedí, aunque fuera muy tarde acepté. Cuando llegué él ya había preparado la sala de televisión para que los dos estuviéramos cómodos, ya llevábamos dos meses saliendo y hasta ese momento no había ido a su casa, porque siempre nos reuníamos en una plaza o en mi casa, era la primera vez que iba al lugar donde él estaba constantemente, donde él bajaba la guardia y no se preocupaba por los demás, estaba en su casa. La noche empezó tranquila, nos acurrucamos en el sillón que estaba en el salón y comenzamos a ver la película. El principio estuvo aburrida pero de a poco se fue poniendo más interesante, en un momento me acomodé sobre su pecho y comenzó a acariciar con mimo mi cabello, sentía que sus caricias eran como si un ángel estuviera tocándome, eran tan tiernas y delicadas que de un momento a otro mis ojos se cerraron y me quedé dormido.

Tiempo después, no estoy seguro cuanto, sentí que alguien me nombraba lo cual logró que me despertase. Entonces ahí lo vi, me sonreía y se reía de mi cabello desaliñado.

-¿Te gustó la película?- me preguntó risueño mientras me acariciaba el rostro.
-Me encantó- confesé y le regalé una sonrisa.-Aunque al principio estuvo lenta.
-Ya- sonrió y se acercó lentamente a besarme.

Ya nos habíamos besado varias veces, pero este beso era diferente a los otros, era más íntimo. Siempre que nos besábamos era a escondidas en lugares ilícitos y con ese sentimiento de que en algún momento nos pillarían, pero esta vez estábamos en un lugar donde nadie nos vería y sería un secreto que correría a voces, pero nadie estaría seguro de que ocurrió ya que nadie lo presenciaba más que nosotros dos. De a poco nuestros cuerpos se pegaban más, sus manos recorrían mi espalda y las mías se paseaban por sus hombros y brazos. Me tomó con una mano de la cintura logrando que mis partes tocaran las suyas, el asunto estaba subiendo de tono y si seguía no lo iba a poder detener, lo bueno es que no quería que el tacto de su piel con la mía se detuviera. Nos levantamos del sofá, separándonos para así vernos directamente a los ojos y con ninguna palabra dicha yo asentí, dándole a entender que quería que siguiera y todo lo supe gracias a esa mirada que lograba derretirme.

Tomó mi mano y me guió al piso superior en donde estaba su habitación, cuando entramos todo estaba muy pulcro y ordenado, los posters que estaban pegado en las paredes estaban simétricos y su cama estaba hecha perfectamente, sin ningún doblez que arruinara la perfección de su cuarto. Me jaló hasta su cama e hizo que me recostara, la delicadeza con la que me trataba era tal que parecía que estaba tratando con la pieza de porcelana más valiosa y más frágil que haya existido. Se colocó sobre mí, sin llegar a lastimarme comenzó a morder mi cuello, los suspiros salían sin reparo alguno de mis labios, su tacto quemaba, causando la mejor sensación de calor que jamás he experimentado. Durante unos minutos solo me acariciaba y paseaba sus manos por mi cuerpo, lo cual me estaba haciendo delirar,la excitación fluía por mi cuerpo.

Paró un momento y me miró directamente a los ojos, se veía claramente le placer en su mirada, pero había algo más que solo excitación, también había amor, lo cual causaba que mi corazón latiera desenfrenado.

-Guillermo- me nombró con esa dulce voz que poseía. -Quiero que recuerdes esta noche como un acto de amor, no solo como sexo- se acercó a mis labios y sin llegarlos a tocar del todo volvió a hablar. -Vamos a hacer el amor- dijo casi en un susurro, como si alguien más pudiera escucharnos.

Aquellas palabras lograron que se me erizara la piel, yo no pude decir nada ya que me había dejado sin habla. Finalmente sus labios se volvieron a unir con los míos, creando una fricción muy deliciosa, que lograba que mis sentidos se agudizaran y me hacía sentir todo magnificado. De a poco la ropa de ambos fue despareciendo, entonces pasó. Su cuerpo y el mío formaban uno, ya no éramos dos personas unidas solo por lo sentimental, ahora éramos uno, tanto en alma como en cuerpo. Todo fue tan perfecto, tan delicado que parecía surreal, todo estaba dando un giro, nada volvería a ser lo que antes había sido, mi mundo había cambiado por completo y mi perspectiva de la vida también. Aquel sentimiento que experimenté cuando nuestro acto de amor terminó fue algo tan espectacular y mágico que definitivamente quería experimentar de nuevo. Sentir que volvía a estar separado de él de manera física me hizo darme cuenta que jamás querría que se separara de mi emocionalmente.

Run Away With Me || One-Shot || WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora