6: Pubertad (parte 2)

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Chad

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Chad

Escuchar hablar a los demás de la ciudad, de sus padres o hermanos me era agobiante. Aparte de que era sumamente aburrido, aquí todos sabían quién era yo, el chico sin padres, el que no lo visitaba ni una mosca, y conforme fui creciendo quise hacerme conocido por otras cosas, sí, estaba consciente de que quizá en algún momento haría enojar mucho a los arriba que posiblemente ya no podría salir de aquí.

Pero eso ya no era de mi importancia. Seguía sintiendo que no quería salir, no me interesaba en lo más mínimo, el vivir arriba, en la ciudad.

Había observado a la gente por la ventana, era tan aburrido verlos todos los días hacer lo mismo, rutina y más rutina. ¿Qué tenía de divertida esa vida?

Aparte de que vestían muy raro.

—Hola Seis —Saludó una chica con una sonrisa.

—Me llamo Chad —Le aclaré, pero esta hizo una mueca.

—Pero si no tienes nombre porque no tienes padres —alardeó el chico que iba junto a ella.

Giré los ojos. Y dale con los padres.

—El nombre me lo ha dado mi compañera —quise sonar orgulloso.

Pero estos tiraron un par de risas.

—¿Eres su mascota?

Hice una mueca de incredibilidad, porque no entendía.

—Arriba la gente adopta perros o gatos, y los nombran —continuó—, tu compañera te tiene de mascota entonces.

Recordaba que sí había leído algo sobre eso alguna vez, el concepto no lo recordaba ahora mismo, pero suponía que este chico lo que quería era ofenderme.

Pero estaba un poco desubicado.

Al percibir mi poca importancia, noté que su ceño se frunció en disgusto, era un poco difícil que me hicieran enojar sobre algo que no tenía ni sentido.

—Entonces —siguió—, ¿ladras o maúllas?

Su compañera tiró una risotada carrasposa.

—Muerdo, por si quieres probar tu suerte —sonreí, poniéndolo rojo de molestia.

Se quedó callado mientras seguía comiendo, porque supuse que ya no pudo decir nada más. Y que ni lo intentase.

Vi cuando Mery se fue del lugar, parecía molesta por algo, y noté que en su mesa reían. Tratar de llevarte bien con los demás secundarios era difícil a veces, todo se lo tomaban a competencia, pensaban que todo momento era una prueba, que cualquier tipo de actitud se las tomarían en cuenta, y la verdad fastidiaban.

—Oye Seis —me hablaron atrás—, ¿has pensando en la siguiente prueba?

—No realmente —musite bebiendo mi agua.

Y pronto la mesa se inundó de pláticas sobre la prueba, de qué no sabían prepararse, de que estaban preocupados y etcétera.

Lo único que me preocupaba era que Mery pudiera salir de este lugar, porque ese sí era su sueño, y estaba dispuesto a hacer lo que sea por ello.

...

Mery ya dormía, la observé desde mi cama, y el hecho de que ahora tenía miedo de lo que estaba sintiendo. Alejarla serviría o no, pero algo cambiaría.

Leí mucho todo lo que sus padres mandaban, incluso aquellos libros de romance.

Ella tenía un futuro en la ciudad, ella quería una vida que yo no podía dársela, en primera porque no quería ir a la ciudad, y segundo porque no creía salir de aquí de todas formas.

Esa noche me planteé en la cabeza el hecho de que lo que estaba sintiendo era erróneo, mis sentimientos la mayoría del tiempo estaban revueltos.

El odio, el rencor, pero luego estaba junto a ella y sentía otra cosa, ternura, compresión, ¿amor?

Después me volvía a recordar que en el mundo donde estábamos era difícil de saberlo, crecimos juntos dentro de una celda, teniéndonos solo el uno al otro en todas esas etapas y facetas, estaríamos juntos hasta la última prueba, éramos nuestro único escape para no caer en el delirio.

Y decidí que era eso, no había nada mas. Al salir de aquí, cada uno haría su vida. Como tanto nos habían dicho cada que íbamos a presentar una tonta prueba. 

¿Qué opinan del pensamiento de Chad?

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¿Qué opinan del pensamiento de Chad?

Cuando escribí este libro la primera vez, no le dí mucha explicación al comportamiento de Chad la mayoría de veces, y ahora pretendo hacerlo para que no me lo insulten tanto jajaja

En algunos capítulos meteré pequeños fragmentos de sus pensamientos. 

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