LA SECRETARIA

Capítulo 15

Disculpad la demora, pero esta semana he estado bastante liada... problemas logísticos que aun estoy intentando solucionar. Gracias a quienes seguís la historia y vamos allá.

Capítulo 15

Separación - Parte 1

El fin de semana fue tan soleado en la ciudad como nublado dentro de la habitación de Fina. La morena se negó a salir de su cuarto y se mantuvo encerrada entre sus cuatro paredes. Carmen entraba y salía de su dormitorio, preocupándose por ella como siempre. El sábado apenas tomó nada y el domingo Carmen ya estaba realmente preocupada. No había visto a Fina así nunca, tan rendida. Barajó la posibilidad de llamar a Isidro, pero cuando lo mencionó, Fina le suplicó que no lo hiciera.

- Está bien Fina, no lo voy a llamar. Pero por favor, tómate el caldo - insistió Carmen, acercándole el tazón.

Fina rodó sus ojos, enrojecidos de llorar, pero acabó sucumbiendo al caliente brebaje que su amiga le ofrecía. Le acarició suavemente el pelo y le sonrió.

- Hasta llorando estás guapa, jodía - y Fina la miró sin poder evitar una pequeña sonrisa en su rostro.

Fina terminó de beberse el caldo y Carmen recogió el tazón. La morena volvió a acurrucarse en su cama, mientras los ojos de su amiga la miraban, preocupados.

- Estoy bien, Carmen... de verdad.

- Ay Fina... es que me sabe fatal todo esto.

- Lo sé... - Fina bajó la mirada. - No entiendo por qué lo ha hecho.

- No quiero sonar repetitiva... pero Marta está casada... y quizá haya podido arreglar su matrimonio...

- Carmen, tú no la conoces como yo... y lo que hemos tenido y la Marta que yo he conocido no es la Marta que su marido conoce... tiene que haber algo más, algo que no me cuenta...

Carmen apretó los labios, intentando creerla.

- Bueno... sea como sea, Fina... ¿tú estás segura de que quieres seguir trabajando con ella?

- Por supuesto... mi trabajo es mi trabajo y no voy a dejarlo por esto... yo sé que Marta ha tomado una decisión, y lo voy a respetar. Pero no voy a dejar la empresa.

- Está bien... como tú quieras. Voy a salir a recoger la cocina, ¿quieres algo?

- No Carmen... gracias por estar tan pendiente - y Fina la cogió de la mano.

- Lo que sea, Fina... ya lo sabes - le respondió su amiga, apretándole la mano.

Carmen salió de la estancia, y Fina se dio la vuelta en la cama. Apagó la luz, quedándose a oscuras. Cerró los ojos, pero la imagen de Marta hizo acto de presencia en su retina por enésima vez. Las sonrisas cómplices en la oficina, las miradas cuando nadie se daba cuenta, las noches que había pasado en su casa... y la que había pasado en la suya, entre sus sábanas. Parecía que el calor de su cuerpo no se había ido, a pesar de que ya hacía muchos días de eso. Acarició el lado de la cama en donde Marta había dormido, pues Fina recordaba perfectamente en qué lugar había descansado su cuerpo. No pudo evitar que la congoja volviera a arrasarla, y las lágrimas pronto volvieron a inundar sus ojos. Se abandonó a su llanto, ese que hablaba de la pérdida de la mujer que amaba y de todos los planes que no había podido llevar a cabo con ella. No le había dado tiempo a compartir lo que secretamente anhelaba tener con Marta: un picnic en cualquier parque, una entrada para algún espectáculo o un viaje a Venecia o a Roma. Pero sobretodo no le había dado tiempo a romperle las cadenas del todo para que Marta pudiera sentirse ella misma y pudiera ser la mujer que realmente era. Y se sentía tan enfadada con Marta como decepcionada, pues no entendía como a principios de semana todavía le había dicho que la quería para luego decirle que no podía continuar con ella. ¿Y si Marta no la quería? ¿Y si nada de lo que le había dicho era verdad?