Placer

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Me llego a doler el vientre de tanto placer, ese placer que tanto te gustaba y te cambiaba la mente; placer vagabundo y vulgar, te gustaba tanto que cuando sabías que no fingía tus pupilas cambiaban, y aunque fingiera morías por mí, mil y un veces hubieras preferido tocar mi cuerpo en vez de tocar la mano de Dios. Pero ese placer a mí nunca me llenó tanto como el placer de mirar tus ojos y tocar tus pestañas, nunca me llenó tanto como cuando terminábamos y me vestías. Terminábamos y lo primero que hacías era limpiarte, después vestirme, acostarte conmigo y descansar.
Me susurraste al oído tantas veces que soy hermosa, pero jamás recuerdo que lo hayas hecho diciéndome que soy inteligente, he escuchado salir de tu boca que soy rara, para niñas simples eso es lindo, pero para mí es un insulto, he escuchado como sale disparado de tu boca la palabra puta dirigido hacía mí y a la vez he escuchado las cosas más cursis, tal vez sacadas de películas, inconscientemente lo hacías, no te culpo, para ti amor es regalar rosas mientras me llenas de detalles, y para mí... Cruzar la calle tomando tu mano.

ÁmameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora