No sé si es amor

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Bueno, veo que están con ganas de seguir leyendo. Yo que pensaba que me iban a pedir que meta algo de suspenso... pero en fin, creo que el final del cap anterior no daba para tenerlos a la espera mucho. Les voy a tener que decir que la historia va caminando cada vez más cerca de su final, lo que significa que tienen que pasar ciertas cosas y... bueno, no voy a decir nada más. A leer...

Capítulo XXVII: No sé si es amor

Los días lentamente fueron pasando, algunas veces con más lentitud que otros. Ailim supo cuando estos se convirtieron en semanas, pues conservaba una carta escrita a puño y letra de su esposo, por cada una que pasaba.

Iker se encargaba de informarle de todos los avances que se producían en la búsqueda de Abi. Todas las semanas llegaba una carta, todas las semanas ella casi y esperaba el instante en que el mensajero arribaba a su casa. Ailim siempre leía sus palabras, e incluso había conservado las tres rosas que llegaron acompañando a tres distintas misivas, pero nunca le respondió. ¿Para qué? Se preguntaba, en las ocasiones que Iker se permitía romper el formalismo y escribía al final de la página: «¿Estás bien? Respóndeme». No veía la necesidad, pues sabía que Rafe le informaba de todo lo ocurrido en su ausencia.

Había pasado de extrañarlo a serle indiferente. Si a él ella no le importaba, por qué Ailim debía malgastar pensamientos en su persona. Tal vez era una forma de auto castigarse y de eso sabía, ya no podía soportar más.

Dejó la carta a medio leer sobre la cómoda, su esposo comentaba de la infructífera búsqueda del acusador de William, y Ailim desde su posición sabía que no podría hacer nada para ayudarle. Sentía un profundo dolor por Abi y Will, pero en cierta forma lograba aplacarlo con el suyo propio. No podían tacharla de egoísta, ella no lo estaba pasando nada bien y lo peor de todo es que ni siquiera podía culpar a Iker al respecto. Había tenido dos meses para asimilarlo, ya incluso intentaba no pensar mucho en ello, pero siempre que se observaba en el espejo no podía evitar que una lágrima rodara por su mejilla.

Exactamente una semana después de la abrupta partida de su esposo, Ailim comenzó a sentirse extraña. En un principio pensó que sólo serían malestares, propios de un embarazo. Por lo que optó por ignorarlo y continuar con sus labores diarios, buscando empujar la preocupación por él lejos de su mente. Pero fue una noche de viernes cuando el dolor en su bajo vientre aumentó, hasta lograr que terminara tumbándose en la cama sin ánimos de poner un pie en el suelo. Pasó esa noche en vela chillando por cada contracción en su abdomen, y el amanecer la encontró acurrucada en el piso, con lágrimas del más puro sufrimiento en su rostro y con el encaje de su camisón blanco manchado de sangre.

Había estado embarazada de dos meses, pero por razones que el médico no supo explicar, el bebé se despidió del mundo antes de siquiera abrir sus ojitos.

"Algunos embarazos son más difíciles que otros" le dijo mientras le aconsejaba reposo absoluto. Ailim no comprendía con qué objeto, pues el bebé ya no estaba, ahora ya no importaba si descansaba o no. "Usted es muy joven, no tendrá problemas en volver a concebir". Pero ella no se sentía con ánimos de recibir consuelo, había dejado que su pequeño muriese, ¿cómo podría siquiera pensar en intentar tener otro? Le había fallado a su bebé, había ignorado sus advertencias. Tendría que haber llamado al médico cuando se sintió mal por primera vez, tendría que haberle dicho a Iker de la existencia del bebé, quizás estando él a su lado la habría auxiliado en ese horrible momento. Pero ya no importaba lo que tendría o debería haber hecho, no lo había hecho al fin y al cabo, y ya no había marcha atrás.

El sábado en la noche de esa misma semana, ella seguía perdida en el mar de su propia desdicha. No fue consciente del momento en que Gaby ingresaba en su habitación y se colocaba a su lado para verla llorar. Tan sólo reparó en la presencia del niño, cuando éste le colocó tímidamente una mano en el hombro.

El Conde FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora