Mi hermano Justin me había advertido que cuando un caso era muy complicado, extenso o no había pruebas suficientes de alguna de las partes, solían alargarse días e incluso semanas entre sesiones hasta tener un veredicto. Se volvió mi miedo más grande porque eso no me daba seguridad de que lo que el juez estuviera pensando tanto sea en una respuesta positiva, además de que la angustia por saber la decisión me iba a volver loca aunque esos días de espera estuviera en mi casa.
— Llamamos a declarar al señor Felipe Ferreira, socio de la empresa Vinos de Sousa. — La voz del juez resuena por toda la sala mientras Felipe se pone de pie caminando hacia el podio de testigos.
No sabía que lo iban a llamar a declarar aunque tampoco me sorprende.
Mi hermano se pone de pie y se detiene frente a Felipe.
— ¿Jura usted decir la verdad y nada más que la verdad delante de la corte suprema de justicia?
— Lo juro. — Felipe me mira y yo aparto mi vista de él.
— ¿Así que también jura que las pruebas traídas el día de hoy fueron recopiladas por usted y son completamente reales?
— Si, lo juro.
¿Pruebas? ¿Qué pruebas?
Querida, la verdad es que yo me perdí.
Ya somos dos. ¿Qué pruebas trajo Felipe y por qué mi hermano no me ha dicho nada?
— Las pruebas que el señor Felipe Ferreira ha traído el día de hoy ya han sido evaluadas por mí durante el receso, sin embargo y como es algo tan delicado, es necesario que todos en la sala lo escuchen y que el señor Felipe jurara su declaración. — El juez vuelve a tomar la palabra y todos en la sala comienzan a ver hacia mí.
Busco la mirada de mi familia pero parecen tan desconcertados como yo.
— Permiso señor juez — El abogado de contraparte se pone de pie.
— Concedido.
— ¿De qué pruebas están hablando? No he estado al tanto de ninguna prueba reciente.
— A lugar abogado. Nadie dijo que usted debía conocer las pruebas de la acusada hasta que sean mostradas al público.
El abogado se sienta con una clara frustración encima.
— Pido completo silencio para escuchar a continuación...
Ya había silencio en la sala pero el que se forma después de las palabras del juez es ensordecedor. Y es cuando por fin todos escuchamos un audio que viene de algún lugar y se escucha en toda la sala.
«James, dejémonos de protocolos, no vas a echarnos y no vamos a irnos.»
¡Dios mío! Volteo a todos lados buscando respuesta en las caras de los demás y solo consigo que al rostro de James parece que se le van a salir los ojos al escuchar eso.
«¡Era una niña! No tenías ningún maldito derecho, joder.»
No puedo seguir haciéndome la dura, muy en contra de mi voluntad, me corren dos largas lágrimas a través de mi rostro y es imposible pararlo porque el solo recuerdo de Helena muerta y todo lo que ha pasado hasta ahora es demasiado.
«Hola Lali ¿Te acuerdas de mí?»
No sé cómo es que Felipe hizo esto pero lo que todos estamos escuchando es una grabación del día que me presenté en la empresa con Felipe y descubrí toda la verdad, desde que llegamos y vamos por la parte donde Adam entra en escena.
«Yo no tengo algo que ver con esto. Yo tengo todo que ver con esto.»
Estas son pruebas reales, esto si podría ayudarme. No puedo creer que mi hermano y Felipe no me hayan dicho nada antes, ni siquiera sabía que Felipe estaba grabando ese día.
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