Hija del mal (Rafaelxlectora)

Meditación

Basado en: T3 E14_casey Jones contra el bajo mundo
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Narradora:
Después de haber recuperado la ciudad y haber celebrado como era debido, las tortugas por fin habían sido capaces de volver a su hogar. Claro que habían olvidado el pequeño detalle del desastre que el kraang les había dejado meses atrás...

— el kraang realmente destrozó el lugar —señalo Leonardo observando su hogar.

— así es, pero es nuestro hogar, limpiaremos y una vez más todo estará en orden —respondio Splinter viéndolos

— aagh...odio limpiar! —se quejó Mikey pero vio la hielera donde traía a su gatito helado y sonrio— yo la cocina!

Así empezaron a limpiar, solo estaban las tortugas junto a ________, Splinter estaba acomodando y limpiando el Dojo.

El resto del equipo (abril y casey) salieron a buscar a sus familias, sin embargo, el joven pelinegro se sentía completamente frustrado. Su único labor en toda la invasión alienígena fue traer y llevar suministros, nunca pudo salir a pelear junto a las tortugas, al menos no como lo hubiera querido.

Ahora que la ciudad había regresado a la "normalidad", Casey se sentía con la necesidad de acabar con los problemas de las calles. Habían vuelto las personas pero también habían regresado los criminales, criminales que no esperarían ni un segundo para desatar el caos una vez más.

En fin, cada quien tenía sus propios problemas.

— al menos no llegaron hasta nuestras habitaciones —le dijo Rafael a su novia una vez que ambos entraron al que fue el cuarto de la chica— ahí sigue esa camisa que cortaste para tu tobillo

— si, lo puedo ver, me avergüenza saber que deje un desastre —comento ella y quitó la ropa del colchón (colchón que estaba directo en el suelo)

Rafael la miraba con atención, no sabía si era porque eran pareja, pero por primera vez se había dado cuenta de lo miserable que era el cuarto de la contraria. Solo era una habitación vacía con un colchón y una muy vieja mesita de noche. Fuera de eso no había nada más.

— seguro debiste extrañar tu cuarto ¿No? —pregunto el viendo todo, ella solo se sentó en el colchón

— es mejor que dormir en el suelo de una pizzería

Rafael solo se cruzó de brazos mirando como se quitaba sus botas, probablemente se cambiaría ya que estaba con su "uniforme"

— que tal si esta noche duermes conmigo, en mi cuarto —propuso el sentándose a su lado— mi cama no toca el suelo

— mm..ahora que lo pienso, no he estado en tu cuarto nunca —le dijo ella bastante pensativa— sería algo interesante ver cómo es

— te aseguro que más habitable que esto —le respondió un poco divertido y llevo sus manos a la pechera de ella dispuesta a ayudarla, se la desabrochó y de esta salieron unas peculiares cajas— ¿Que te robaste?

— nada..solo algo de la farmacia —ella tomó las cajas y las cubrió un poco— nada importante

— ¿Que? ¿Cosas de mujeres? —ladeo su cabeza y ella solo negó— ¿Entonces?...¿Son drogas?

— en teoría, todo lo de una farmacia son drogas pero no todas son alucinógenas —el solo le arrebato una caja y sin leer lo que decía la abrió dejando salir una larga tira de condones

Ambos guardaron silencio, ella había tomado varias cajas pero no esperaba que cada caja viniera con tantos condones. El rostro de Rafael no tardó en ponerse rojo y solo la vio.