Hoseok.
— Mañana viajare a Busan.
Esas palabras bastaron para tensar cada músculo de mi cuerpo. El aire pareció espesarse a mi alrededor mientras los recuerdos de hace tres semanas se estrellaban contra mi mente como una ola imparable. Busan... Definitivamente, las cosas no habían salido nada bien la última vez que estuve allí.
Bajé la mirada hacia mi pierna, como si al hacerlo pudiera ignorar lo que Jackson acababa de decir. La herida ya no dolía, y los puntos habían sido retirados hacía días, pero la cicatriz seguía ahí, negándose a sanar por completo, como si fuera un recordatorio perpetuo de lo que sucedió y del hecho innegable que mi vida le pertenecía a la bestia frente a mí.
— ¿Me has escuchado? —preguntó Jackson, su tono más firme esta vez, cortando el hilo de mis pensamientos.
Me obligué a levantar la cabeza, aunque mis ojos apenas lograron enfocarlo. No respondí. ¿Qué podía decirle? Lo único que podía pensar era en que no se le ocurriera llevarme con él, en que no tuviera la absurda idea de arrastrarme de nuevo a ese lugar. El silencio que siguió fue tan pesado que tuve que morderme la lengua para no pedirle, casi suplicarle, que no mencionara mi nombre en sus planes.
— Hoseok, estoy hablando contigo. —Su voz adquirió un matiz de impaciencia.
— Te escuché. —Las palabras salieron más ásperas de lo que pretendía, pero no me importó.
Jackson frunció el ceño y dejó escapar un resoplido antes de mirarme fijamente.
— Cuida tu tono, Hoseok. Últimamente he tenido que recordártelo demasiado.
Bajé la cabeza al instante, evitando su mirada, y murmuré.
— Lo siento.
Él no dijo nada por un momento, como si evaluara si aceptar mi disculpa o no, pero finalmente habló con calma medida.
— Te quedarás aquí en la villa. Y ya sabes lo que espero de ti.
Solo con esas palabras pude respirar con algo de alivio. Me atreví a levantar la mirada y, tratando de esconder la sonrisa que amenazaba con escaparse, respondí.
— No tienes de qué preocuparte, Jackson. Me portaré bien.
Sabía que esas eran las palabras que él quería escuchar, una fórmula vacía que siempre le funcionaba. Jackson alzó la cabeza para mirarme con esa mirada de acero que siempre me hacía sentir pequeño, pero no añadió nada. Simplemente asintió ligeramente, como dando por terminado el tema, y luego volvió su atención a la pantalla de su computadora portátil. Sus dedos comenzaron a moverse rápidamente por el teclado, completamente absorbido en lo que fuera que estuviera haciendo.
Yo, sin embargo, no podía concentrarme en nada. Mi mente seguía divagando, atrapada en un bucle de preguntas y suposiciones. Últimamente, Jackson viajaba demasiado a Busan, y yo no lograba imaginar qué lo mantenía tan ocupado. Fuera lo que fuera, sabía que no podía ser nada bueno. Jackson no era un hombre bueno; todo lo que hacía estaba teñido de sombras, secretos y mucha maldad.
Antes de que pudiera perderme más en mis pensamientos, la puerta del comedor se abrió y Yuna entró, llevando la cena en una bandeja. Sin decir una palabra, empezó a organizar los platos frente a nosotros, con movimientos rápidos y precisos. El aroma de la comida recién hecha llenó el aire, pero en lugar de abrirme el apetito, algo en mi estómago se revolvió.
Jackson comenzó a comer en silencio, y yo lo imité, aunque cada bocado parecía un desafío. Mi garganta se sentía tensa, como si mi cuerpo estuviera rechazando la idea de comer.
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EL DONCEL Y LA BESTIA
FanfictionLos cuentos de hadas no existen. Solamente existe la crueldad y la asfixiante realidad. Por lo menos así, lo veía Jung Hoseok. El chico cuyo destino, fue marcado por las infidelidades y el constante maltrato de su esposo. Quería huir y perseguir...