Una gran trabajo

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Alzó la espada en el aire mientras que yo gritaba:

-¡NOO POR FAVOR PARAA!

Pero ya era tarde y de un espadazo voló las dos cabezas de mis padres, me quedé perpleja. Mis gritos atrajeron a los caminantes hacia el local de manera que Ángel no podía entrar y estaba en una situación muy complicada. Rápidamente me puse a pensar que podía hacer, hasta que se me ocurrió una gran idea. Subí a la azotea para que Ángel pudiera escucharme y le dije:

- ¡Ángel rápido coge el móvil que hay en el bolso de mi madre y llevalo lejos de aquí!

Mi idea era simple, quería alejar el móvil de mi madre para que así le llamará desde el mío y el ruido atraería la atención de los caminantes lo suficientemente lejos del local.

Ángel se dirigió hacia el cuerpo de mi madre y empezó a rebuscar en el bolso. Estaba nervioso, y al abrirlo, se le escapó un espejo pequeño, intentó agarrarlo pero era tarde. Se rompió en mil pedazos e hizo llamar la atención de los caminantes. En ese momento parecía que Ángel estaba perdido y enseguida me puse a hacer ruido para que se distrajeran y fueran hacia mi. La mayoría se giraron y volvieron hacia el local dejando a un par entretenidos con Ángel, eso no era problema porque él podía asesinarlos fácilmente con su espada, y así hizo. Cogió el móvil y rápidamente llame a ese número.

-Pii Pii Pii

- Ángel soy Ana, corre tienes que dejar el móvil en un lugar apartado para que atraiga a los caminantes- Dije nerviosa y con el sudor por la frente.

- Va-Vale- Dijo con tono nervioso.

Dejó el móvil y se fue corriendo a un escondite entre dos coches. Volví a llamar y el teléfono comenzó a sonar.

-Pii Pii Pii Pii

Era un sonido intenso por lo cual era perfecto para atraerlos. Todos se dirijeron hacia el teléfono, Ángel salió de su escondite y entró en el local.

- ¿Estas bien?- Le pregunté.

- Si, lo he pasado mal pero estoy bien.

- ¿Cuántos caminantes calculas que habrá?- Pregunté con gran interés.

- Puess...pf pf cálculo que una docena ¿Por qué?

- Porque necesitamos acabar con ellos antes de que vuelvan y rompan los cristales del local- Dije con tono serio.

- Tienes razón pero, ya va siendo hora de que vayas armada, me vas a ser de gran ayuda, mañana te enseñaré un arma que podría gustarte.

Nos fuimos a dormir porque necesitábamos reponer fuerzas.
A la mañana siguiente todos pusimos manos a la obra, Ángel me llamó para enseñarme el arma y quedé asombrada.

- ¿Y eso es para mí?- Le dije un poco asustada por las dimensiones que tenía.

- Si, es muy útil contra los caminantes, es afilada y larga, con ella podrás cortarles las cabezas más fácilmente.

- Vale...- Dije aún más asustada

Reunimos todos los alimentos para poder administrarlos bien, por desgracia, no nos sobraban. Ángel me sugirió que deberíamos separar por grupos a los caminantes y así acabar con ellos más fácilmente. Al atardecer salimos al exterior con un buen plan. La gente que había dentro llamó la atención de unos cuantos, yo de un par y Ángel de varios. El primero que se dirigía hacia a mi era alto y yo no llegaba a la cabeza, me puse nerviosa pero se me ocurrió cortarle las piernas y así caería al suelo. La idea funcionó y Ángel quedó impresionado:

- ¡Así se hace Ana!- Dijo con entusiasmo

- ¡Gracias!- Dije sonrojada

El plan iba bien y Ángel y yo estábamos cumpliendo con nuestro papel. Al acabar con todos, hicimos una gran hoguera para quemar los cuerpos, y con los coches que había en el parking, tapamos las entradas a la cafetería. Ahora teníamos el exterior del local libre.

CONTINUARÁ...

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