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Hace dos o tres años, se creo la estúpida moda de poner un número a tus amigos o mejores amigos.

Como una persona que no solía seguir esas tendencias, me enteré un poco tarde de lo que significaba. Si tengo que ser sincera, confieso que no lo entendí del todo bien pero igualmente empecé a poner números a mis "amigos".

Lo pienso ahora y me dan ganas de darme bofetadas para espabilar y centrarme en cosas más importantes.

Había estado hablando con él mas de un año, me gustaba pero soy una cobarde que nunca se atrevería a confesarlo a nadie.

Un día, después de un año que empezara la moda de los números, tomé valor y le envíe el mensaje. Ese mensaje... Que idiota e inocente he sido toda mi vida.

Yo: Oye no tenemos un número de mejores amigos >:c

(Diooos me sangran los ojos de ver como me comportaba frente a él.)

Él: Es verdad •-• di uno.

Yo: No u.u di tu

Él: Esta bien... 15?

Yo: Nope, ya lo tengo >•

(La popular me llamaban, Hope por favor -.-")

Él: Vale... 22?

Yo: Siiiii :D

Y así fue, un estúpido número que por su culpa lo odio.

Me rompió el corazón como si fuera algo normal. Me sentí como una más del montón. Sí, eso es lo que soy, pero ¿Sabéis qué? No es agradable que me lo recuerde. No fui nadie especial, nuestra amistad se basó en que el me diera falsas esperanzas y que me utilizara. Que ingenua fui.

Así, cada vez que veo esa cifra, me acuerdo de lo me hizo, de lo tontos que fuimos y como de herida estuve. Pero también, cada vez que veo ese número, recuerdo lo fuerte que he sido para olvidadarle y superarlo. Me recuerdo a mí misa lo madura que soy y lo valiente que tendré que ser al tener que volver a verle la cara.

Esto es la historia del 22 y cómo me afecta.

Hey, espero que os haya entretenido esta historia. Son mis pensamientos y reflexiones. Si os ha gustado, no olvidéis votar y seguiré subiendo cosas de éste estilo. <3

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