Capítulo 2 Situaciones

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Cerca de una cascada se encontraba Kagome meditando, se veía bellísima, el duro entrenamiento le había formado una figura hermosa, fina y delicada, sus facciones ya no eran las de una niña pero sus ojos conservaban una pureza incomparable, su cabello le llegaba a la cadera terminando con unas hermosas ondas bien formadas que cubrían sus glúteos. Por fin habían pasado los tres años de plazo para casarse con Inuyasha. ¿Lo amaba? No estaba segura, lo quería mucho, lo respetaba, pero la rutina la estaba matando, a lo mejor con cachorros y sexo...ok, no, ni de loca quería esa vida. ¿Pero, cómo iba a escapar de eso? Veía a Inuyasha como un hermano o un amigo, pero la llama del amor era nula. Sólo faltaba un día para la ceremonia, ella estaba meditando y buscando una salida. Cuando repentinamente cae a la cascada un inconsciente pequeño hombre verde...

-Amo bonito...Amo Sesshomaru- Jaken iba malherido, seguramente el aura purificadora de Kagome había terminado de dejarlo inconsciente. E incluso así no dejaba de pensar en su amo bonito.

Kagome ya era toda una sacerdotisa, había explotado todo su potencial y francamente si quería, no tenía que mover un dedo para purificar malos espíritus. Al ver al pequeño hombre verde se alarmó bastante. Por lo que se acercó y lo tomo en brazos, corrió hasta la cabaña de la anciana Kaede.

-Kagome, pero qué traes ahí.- preguntó la anciana al ver la cara de preocupación de Kagome.

-Anciana Kaede parece ser que es el señor Jaken- en ese momento iba entrando la pequeña Rin que al parecer no había cambiado en lo absoluto durante esos tres años, sólo era un poco más alta que antes.

-¡Señor Jaken! - grito la pequeña Rin y se arrojó sobre el pequeño kappa.- ¡Señorita Kagome no lo deje morir!

-No hay de qué preocuparse Rin, sólo está inconsciente no tarda en recobrar la conciencia.- dijo una preocupada Kagome.

A los cinco minutos de espera el pequeño kappa recuperó la conciencia explicando detalladamente lo que hacía en esa aldea, él buscaba a Inuyasha, esperaba que él ayudara a su amo bonito. Kagome dudó por unos instantes, pero sólo un momento bastó para ella, iría al campo de batalla. Al parecer, la vida la iba a dejar salir de esa rutina. Justo estaba por decirle al señor Jaken que ella iba a ayudar cuando Inuyasha y sus dorados ojos hicieron aparición.

-¿Qué demonios hace aquí esta sabandija?- dijo un malhumorado Inuyasha.

-Inuyasha, parece ser que tu hermano está en problemas y si no lo ayudamos no sólo corre el riesgo de morir, también, esto podría representar una amenaza para miles de personas.- dijo una seria Kagome- lo mejor será salir cuanto antes en su auxilio.

-Ni de locos Kagome, no pienso salir a ayudar a Sesshomaru, mucho menos a un solo día de hacerte mi mujer. -al parecer Inuyasha sí quería concretar su unión.

-Inuyasha, esto no está a discusión, por una boda que se puede planear después no vamos a hacer sufrir a tanta gente. Y si tú no vienes, entonces yo sí me iré con el señor Jaken. ¿Ya olvidaste que tu hermano me salvó cuando Magatsushi te poseyó, o cómo nos ayudó contra Naraku en esa lucha? Yo no soy una mal agradecida, además, si mandó por ti, seguro esto es más grave de lo que pensamos.- No había vuelta atrás Kagome realmente tenía argumentos de peso.

Hacía un día que habían salido en ayuda de Sesshomaru, iban a toda velocidad apenas el viento que pasaba dejaba ver quiénes iban. Kagome llevaba un nudo en el estómago, algo le decía que estaba por cambiar su vida, y temía, temía mucho ese presagio que no salía de su pecho. Al llegar al campo de batalla se le revolvió el estómago, la lucha había terminado y había cadáveres por todo el campo de batalla. Un par de youkais del bando de Sesshomaru habían divisado al fiel acompañante de su amo y se acercaron a él con una cara llena de tristeza. Apenas estuvieron a unos metros del hombrecillo verde, se inclinaron ante él.

-Amo Jaken, es una pena que no llegará con los refuerzos a tiempo, el día de ayer ganamos la batalla pero...- no pudo continuar, el guerrero estaba con un nudo en su garganta, parecía que iba a llorar cuando el otro terminó de decir lo que su compañero no pudo.

-Amo Jaken, Lord Sesshomaru ganó terreno mientras peleaba con la Bruja del Destino, de repente una luz cegadora se vio en el cielo y la Bruja cayó sumamente malherida, lo primero que ordenó apenas tocó el piso, fue la retirada. Nosotros dimos un fuerte grito de victoria, claro, después de un año entero de lucha ya era justo terminar con esas basuras... pero...Lord Sesshomaru despareció, hemos buscado por todo el campo de batalla y no hemos dado con su cuerpo.- ante tales palabras, no hubo reacción, hasta que el imbécil de Inuyasha dio su punto de vista.

-Feh, estúpido Sesshomaru, dejarse vencer por una bruja. Además ese estúpido orgulloso al fin tuvo el fin que merecía. Por lo tanto yo tomaré sus tierras, siendo el único descendiente del general Taisho me corresponde tomar su lugar.- Kagome no cabía de sorpresa, estaba completamente impactada con aquellas palabras. En ese momento cayó la pulga Myoga directo en el cuello del hanyou.

-Amo Inuyasha, he escuchado todo y usted está en lo cierto, pero hay una condición para que usted se convierta en el nuevo Lord, tendrá que pasar un año sin aparecer el amo Sesshomaru y además en caso de que él no aparezca usted tendría que desposarse con un alma del más allá.

-Ya lo escuchaste Kagome, No puedes ser mi mujer, pienso revivir a Kikyo y tú puedes ser la sacerdotisa de la aldea de la anciana Kaede, te amo mucho pero la verdad es que estoy aburrido de esperarte, es increíble que no me hayas dejado hacerte mía cuando yo quería, Kikyo me entregaba su cuerpo cada vez que yo lo deseaba, por lo tanto no voy a perder un título tan importante por una reprimida como lo eres tú.

Hubo un silencio sepulcral, no era odio, no era furia, no era algo tan simple, Kagome llevaba dos años segura de que ese imbécil frente a ella, no era quién debía de compartir su vida. Estaba segura de que no era amor lo que sentía por él, es más, ni siquiera lo deseaba, ni las hormonas características de su edad la habían hecho caer, siempre algo le decía: "NO".

¡Pero atreverse a exponerla frente a tanta gente, atreverse a querer sustituir a Sesshomaru sin siquiera buscarlo, querer revivir a Kikyo para hacerla Lady de las tierras de su hermano, humillarla de esa manera!

-Inuyasha, eres un ser repugnante y no te voy a permitir salirte con la tuya, semejante porquería como tú no es digna de llamarse Lord, semejante porquería como lo eres tú jamás sería capaz de guiar un pueblo y sobre todo me he librado de un hipócrita, infantil, descerebrado, macho, bueno para nada como lo eres tú... - Paró a tomar aire pero todavía tenía un par de cosas qué decirle.- Y esto es la guerra, buscaré a Sesshomaru y lo ayudaré a derrocarte, es más, ni siquiera serás el Lord oficial porque antes del año de plazo, regresaré con Sesshomaru para que tome lo que le pertenece y a ti, a ti te deseo lo mejor. Suerte con todo, espera mi regreso.

-Ni creas que te vas a escapar tan fácilmente, mucho menos después de declararle la guerra al futuro Lord del oeste, Ustedes, atrápenla y llévenla a la mazmorra del castillo.- Inuyasha fue tan cobarde que no fue capaz de atrapar a la sacerdotisa el mismo, pero antes de que esos seres le pusieran una mano encima, ella los desintegró.

-Esa es la muerte que le espera a cualquiera que me quiera poner una mano encima, Inuyasha, no lo olvides, antes de tu sucesión estaré aquí, con el legítimo dueño de esas tierras. - volteó su mirada al pequeño kappa- Jaken, será mejor que te quedes con el imbécil codicioso de Inuyasha, para que le expliques sus obligaciones, no sería bueno que deje esas tierras secas, su estupidez es muy grande, tan grande como para acabar con una región completa.-

-Señorita Sacerdotisa.....-con esas palabras y un porte impecable salió Kagome de escena.

Nadie parpadeaba, nadie opinaba, era un cementerio ese lugar, no se apreciaba ningún ruido, al parecer todo el ejército del "difunto" Sesshomaru deseaba saber quién o cómo iba a ser guiado el territorio del oeste. Inuyasha estaba sin palabras, no se había dado cuenta de lo mucho que había cambiado Kagome. Kagome lucía cómo un ángel, lo estaba insultando, lo estaba retando, lo estaba dejando como un bicho rastrero y lo peor era que él sabía que todo lo que salía de la boca de aquella sacerdotisa a la que un día amó y a la que estaba a punto de perder... no era sino la verdad. Pero no iba a retractarse, estaba por conseguir poder, tierras, dinero, e incluso, si todo salía bien y revivía a Kikyo iba a tener lo que había estado buscando sacar de Kagome desde que regreso; sexo indefinido. ¿Por qué renunciar todo eso? Él ya estaba harto de ser un mediocre don nadie sin sexo.

Sesshomaru y Kagome Crónicas de un viaje juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora