Prologo.

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Dicen que hay momentos para todo, ahora mismo lo único que quiero hacer es llorar, y no parar de llorar.

Me siento demasiado sola, no tengo a nadie, bueno, a mi madre.

Se preguntaran donde esta mi padre, pues el vive en Londres con mi madrastra, si, mis padres están divorciados y cada cual ya tiene su pareja; inclusive mi madre esta embarazada de mi padrastro. Mi madre y yo vivos con mi padrastro, en un pueblo de no más de diez mil habitantes, y sinceramente no hay cabida para gente diferente. Si eres diferente no eres aceptado.

Me siento tan sola, como un pájaro encerrado, veo la libertad tan cerca, solo hay unas barras que me lo impiden pero ahí está. No veo el momento de irme a Londres y no es que la cosa mejore demasiado, porque me iré con mi padre, y con el prácticamente no he vivido, también se que no es que me quiera demasiado, aunque mi madre insiste en decirme que si, solo para que no esté más triste, pero sé que no me quiere.

Así que tampoco será muchísimo mejor, pero será diferente, una cárcel con mas lujos, o eso espero.

Viviré en una gran ciudad con lo que se supone que tendré miles de oportunidades, o al menos no me aburriré tanto; pero seguiré estando encerrada, porque si mi madre ya es estricta, mi padre ya no os lo podéis imaginar.

Y bueno, amigos, lo que se dice amigos pues no tengo, o al menos a eso no lo puedo considerar amistad, porque son personas que van y bien según la conveniencia, y para mí algo así no es amistad.

Hay algo que me dice mi madre muy a menudo y es que parezco una vieja para la poca edad que tengo y no solo por mi aspecto, que también, ya que estoy bastante desarrollada, pero ya ves de lo que sirve eso cuando una tiene kilos de más. Ella me lo dice porque a mis diecisiete años soy una aburrida total, y aunque parezca un cliché no me gusta salir de fiesta, y no es que sea una antisocial, pero es que no le encuentro ningún sentido, emborracharme porque si, o pasarme horas gritando, comunicándome tan apenas con la gente de mi alrededor, con música tan alta que me podría reventar los tímpanos, y no, no es que sea una aburrida, pero eso no es lo mío. Soy más de irme a tomar algo a un bar, charlar tranquilamente, con música de fondo, algo más relajado, pero eso en mi pueblo no puede ser, es imposible. 

Son demasiadas las razones para irme y muy pocas por las que quedarme. Pero solo tengo que aguantar un año, un solo año, un largo e interminable año.


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