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La última semana había sido extraña. Jeongin sabe que debería estar acostumbrado al silencio y a la soledad, después de todo era lo que tenía en Seúl. Su departamento anterior era solitario. No estaba lleno de amigos, pues los amigos de Eunseung no eran tan cercanos a él y sólo los veía a veces en algún bar. No estaba lleno de su pareja tampoco, Eunseung solía pasar sólo algunas noches, cuando le llevaba flores y chocolates para pedir perdón por alguna cosa, follar e irse. Siempre pensó eso como su normalidad, la soledad y el silencio. Estaba tan mareado por el amor y por su trabajo, que ni siquiera notó lo mucho que odia estar solo.

Ahora lo siente en la piel, le quema y le duele.

La presencia de Hyunjin no ayuda, crea un contraste demasiado exagerado entre su soledad y las horas que el mayor pasa en su hogar. Hyunjin no hace nada, sólo va día por medio o cada dos días por algunas horas. A veces desayunan o almuerzan juntos por unos minutos y desaparece para arreglar alguna pared o mover algún mueble.

Sin embargo, pareciera llenar todos los espacios. Hyunjin pone música, se ríe, se mueve y abre las ventanas. Le cuenta chistes, lo ayuda con su pie y en esos momentos, Jeongin se olvida que su realidad es totalmente distinta.

Se olvida de la pesadez en el pecho y los recuerdos que lo atormentan. Se olvida de que está solo y lo disfruta más de lo que quisiera aceptar.

Y cuando no está, lo extraña.

Así como no notó antes lo mucho que odia estar solo, al parecer tampoco notó lo dependiente que es de los demás. Y es irónico ser tan dependiente cuando siempre estuvo en soledad. Nota como cambia su humor dependiendo si está con Hyunjin o con los señores Kang. Se siente tan avergonzado con ese descubrimiento. Jeongin es un adulto, un adulto trabajador con cuentas que pagar y responsabilidades; sin embargo se siente como un chiquillo cuando el silencio lo abruma tanto que lo hace llorar.

¿Será que por eso lo dejó Eunseung? ¿Había sido demasiado pegajoso con él? Siempre pidiendo más amor, más salidas, más cariños. Siempre pidiendo que se duerma a su lado, que coma con él, que lo abrace viendo una película.

¿Era tan difícil de querer?

Suspira y se acomoda mejor la muleta bajo el brazo mientras hace el desayuno. Hyunjin llegará en unas horas y él irá a almorzar con los señores Kang, al parecer el constructor ese día sacará algunos muebles de la casa para donar y Jeongin lo que menos quiere es molestar.

Y a decir verdad, tampoco quiere conocer a sus amigos. No tiene ningún sentido, porque él y Hyunjin no son nada, aún así teme avergonzarlo frente a los suyos. A veces se pregunta qué tan profunda es la herida que Eunseung dejó en su ser para que siendo adulto tenga ese tipo de actitudes esquivas. Lamentablemente, no lo puede evitar. El miedo y la vergüenza son más grandes que sus ganas de interponerse a la situación.

Aprovecha para navegar online luego de su desayuno, busca muebles nuevos para su hogar y va guardando los que le gustan. Quiere que su casa deje de verse desarreglada, quiere llenar los espacios con nuevas bibliotecas para el batallón de libros que aún tiene en Seúl, quiere un nuevo escritorio donde sentarse a escribir alguna de sus obras que jamás podrá publicar, quiere caballetes y estantes para poner pinturas que no sabe hacer.

Minutos después llega Hyunjin. A comparación de otros días, ésta vez usa un mameluco azul oscuro que le queda pintado, es increíble de ver. El constructor es, sin dudas, el hombre más guapo que alguna vez vió. Eunseung era lindo, no puede negarlo; pero Hyunjin es precioso.

—Buen día, Jeongin —le dice con su preciosa sonrisa. El menor ha notado que Hyunjin sonríe bastante, y siempre de forma sincera. Su vida ha de ser muy distinta a la suya para ser feliz de esa manera.

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⏰ Última actualización: Feb 17 ⏰

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Mr. Handyman                       [  hyunin  ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora