La bella, las bestias y otros

capitulo 35

Después de mucho debate y mucha persuasión por parte de mi marido, se decidió que debíamos quedarnos cerca del océano por el momento.

Damien había salido en busca de un nuevo lugar que se adaptara lo mejor posible a nuestras necesidades, pero siempre regresaba informando que se habían avistado animales salvajes cerca o que ya habían saqueado los pueblos.

Parecía que últimamente había aumentado la incidencia de animales salvajes. Se desconocía el motivo, pero por ahora nuestra mejor opción era quedarnos en la playa.

No podíamos hacer las maletas y salir a buscar a toda la familia, así que nos instalaríamos temporalmente y luego Damien y Kaydon saldrían a buscar un nuevo lugar. Por supuesto, no nos quedamos en la playa, cuando subía la marea por la noche, estoy segura de que uno o dos cachorros de tigre serían arrastrados. Esas olas iban en serio y no debían tomarse a la ligera. Pero esto tenía que descubrirse.

La primera noche que pasamos allí, el tiempo era bueno y las tres lunas brillaban con fuerza en el cielo. Todos decidimos aprovechar las mantas que habíamos traído y acampamos en la playa.

Imagínense mi sorpresa cuando mis instintos maternales se activaron durante la noche mientras dormitaba felizmente y, con la ayuda de la luz de la luna, vi a Fee y Fi siendo arrastradas lentamente hacia las profundas profundidades azules, todavía estaban dormidas y sin darse cuenta.

Le di a Cutis una fuerte palmada en el brazo y le grité que los recuperara. El hombre se despertó de golpe y se deslizó con torpeza hacia el agua para rescatar a los cachorros que se habían despertado con mi grito y habían comenzado a llorar.

Cuando mis bebés volvieron a estar en mis brazos, abracé sus cuerpos empapados cerca de mi pecho y exigí que nos acercáramos más a la tierra, mirando fijamente la engañosamente hermosa agua todo el tiempo.

No pude pegar ojo ni una vez más esa noche.

La razón de mi aversión inicial a establecerme junto al mar era que no quería involucrarme con los tritones. Eran problemáticos en la novela y, para ser honesto, todo ese arco argumental fue un desastre para mí.

Pero entonces recordé que estaban buscando a Qin. La única razón por la que el tritón testarudo secuestró a Qingqing en primer lugar fue que pensó que era demasiado hermosa para no ser descendiente de tritones.

No me parezco en nada a ninguno de ellos. Uno tendría que ser ciego para haber escuchado una descripción de piel pálida y cabello azul durante toda su vida y luego reconocerme entre la multitud. Yo era todo lo contrario.

Teniendo eso en mente, decidí relajarme y dejar mis miedos a un lado. Por eso, mis hombres y los de Talia estaban construyendo dos casas temporales para nosotros. Talia y yo estábamos de servicio de niñera, ya que los hombres no tenían tiempo ni siquiera para llevar a los niños a cazar, ya que querían terminar las casas lo antes posible.

Los hombres se turnaban para asignarse descansos entre ellos, de modo que dos de ellos siempre estuvieran con nosotros. Winston era el que menos descansos tomaba. Eso era de esperarse dada su gran ética de trabajo y yo no quería agobiarlo con ser necesitada, así que dejé que mi esposo hiciera lo que mejor sabe hacer: proveer.

"Cinco, tres, cuatro, vigilen a los cachorros de tigre, por favor. Díganles que si se acercan más al océano, dormirán en él", les dije a mis hijos. Les había encomendado la tarea de vigilar a sus hermanos, ya que los pobres animales parecían aburridos estando tumbados allí.

Ahora solo podía levantar dos de las serpientes a la vez. Se habían vuelto más pesadas y crecían cada día. Para ser honesta, estaba orgullosa de Curtis por no haber planeado echarlas. Creo que realmente se estaba acostumbrando a la idea de ver crecer a sus hijos. Estaba orgullosa de él.