Decepción

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Soobin dormía tranquilamente en la mañana, estaba un poco cansado ya que le costó dormirse esperando y pensando en Yeonjun, la nariz comenzó a picarle, sus ojos sentían un cosquilleo raro en los parpados, luego fueron sus labios y nariz, seguro era el polvo de aquella habitación la que le molestaba, trató de limpiarse pero no era nada.

Nada hasta que una risita se escapó de los labios de Yeonjun, Soobin abrió sus ojos encontrándose con los ajenos que reconocía de inmediato, una sonrisa se dibujó en sus labios abrazando a Yeonjun que sonreía alegre de poder volver a verlo.

—Cariño te extrañé tanto— dijo a lo que Yeonjun besó su frente.

—Ayer pedí libre porque tengo que cuidar de Sana— murmuró.

Soobin abrazó su cintura y buscó su mirada, esa que amaba ver cada día en el horrible infierno en el que estaba, Yeonjun pasó sus dedos suaves por el rostro del menor tocando su nariz con dulzura y un toque de cariño que Soobin juraba nunca en su vida habría obtenido, los ojos de Soobin tenían un brillo tan magnífico que nada podría borrar de sus memorias jamás.

—Junjun quién es él? — cuestionó la pequeña Sana viendo como su primo era tomado de la cintura por aquel chico extraño y se veían como ella solo recordaba en las novelas que les encantaban a Rosé y Jisoo que ella creía eran asquerosas por los besos que se daban en algunas escenas.

—Soobin, te presento a Sana— dijo el enfermero, Soobin miró a la pequeña niña soltando a Yeonjun. — ven Sana.

Sana se acercó abrazando su Nemo de peluche, Yeonjun le dedicó una sonrisa y la subió a la cama de la habitación quedando al frente de Soobin que sonrió y levantó la mano saludando.

—Te vas a casar con él Junjun? — preguntó la menor con un puchero.

—Claro que no— dijo Yeonjun con una sonrisa, tocó su mentón besando luego sus mejillas— no las voy a abandonar enana, eso nunca.

—Te gustan los peces? — cuestionaba la menor a Soobin, este asintió — ¡es mentira Junjun lo dice solo para gustarte! ¿lo ves?

Yeonjun no pudo contener una risa ante las ocurrencias de la menor, Sana tenía muchas ocurrencias siempre.

—Te gustan los números— preguntó Soobin.

—Odio matemáticas.

—Pero no es tan malo, solo son números y ya.

—Jisoo dice que las matemáticas se inventaron con tortura y que la crucifixión era una imitación de las matemáticas pero en carne viva.

—Esa tal Jisoo es medio perezosa no?

—Mucho— dijo Sana provocando una sonrisa en Soobin. — ¿a ti te gustan las matemáticas?

—Soy bueno en ellas.

—No presumas tanto— comentó Yeonjun, Soobin sonrió murmurando un lo sabes con aquella sonrisa coqueta que Yeonjun recordaba el primer día que se conocieron.

—Ustedes dos parecen mi tía con el vecino se sonríen mucho y ponen esa sonrisa que dice Jisoo que es para tener hijos.

Yeonjun guardó silencio un rato, Soobin comenzó a reír mientras Sana fruncía el entrecejo cruzando sus bracitos en señal de protesta porque no entendía el chiste y ella misma lo había dicho, pero no encontraba la gracia en eso.

—Voy por las medicinas quédate aquí Sana— dijo Yeonjun, la menor asintió con emoción.

Soobin siguió hablando con la menor que inventaba de todo y cada vez le parecía más divertida y ella lo encontraba agradable incluso, Sana era un poco huraña, pero Soobin parecía ser como el hermano mayor que solo encontraba en Yeonjun, ese que nunca tuvo, pero para ella Yeonjun era como uno u incluso mejor que uno.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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