El castillo de Adam y Bella estaba sumido en una calma serena. Afuera, los jardines se mecían con el suave viento primaveral, y el sonido de las fuentes creaba una melodía apacible. Sin embargo, dentro de la biblioteca del castillo, Bella se encontraba sumida en una inquietud que no había sentido en años.
Ella y Adam llevaban mucho tiempo gobernando juntos, y aunque su amor seguía tan fuerte como el día en que rompieron la maldición, últimamente, sentía que algo estaba cambiando entre ellos.
Adam se había vuelto más distante, más absorto en sus deberes reales. Apenas tenían momentos a solas, y cuando lo hacían, él parecía distraído. Bella intentaba convencerse de que era solo el peso de la corona, pero una duda se instaló en su corazón.
¿Y si el amor que los unía ya no era suficiente?
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Ese día era especial.
Era el aniversario del día en que Bella había llegado al castillo por primera vez, cuando su historia juntos comenzó. Cada año, Adam la sorprendía con algo: un baile, una cena especial, un libro raro que encontraba en los rincones más ocultos del reino.
Pero ese día... Adam no había mencionado nada.
Bella había esperado durante la mañana alguna señal de que él recordaba, pero él se marchó temprano al consejo sin siquiera un gesto especial.
Intentó distraerse en la biblioteca, pero su mente no dejaba de dar vueltas.
¿Podría ser que él realmente lo había olvidado?
El pensamiento le pesaba más de lo que quería admitir.
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Al caer la noche, Bella decidió no esperar más. Caminó por los pasillos del castillo hasta llegar a la oficina de Adam, donde la luz aún permanecía encendida.
Tomó aire y golpeó la puerta suavemente.
—¿Adam?
Él levantó la mirada de los documentos con los que trabajaba. Se veía cansado, pero al verla, sonrió, aunque no con la calidez de siempre.
—Bella, amor, ¿todo bien?
Bella sintió un nudo en la garganta.
—¿Sabes qué día es hoy?
Adam frunció el ceño, confundido.
—¿Hoy? —hizo una pausa, pensativo, pero luego negó con la cabeza—. Lo siento, ¿debería saberlo?
Bella sintió cómo su pecho se apretaba.
—Es el aniversario del día en que llegué al castillo —susurró, su voz temblorosa—. Del día en que todo cambió para nosotros.
Adam abrió la boca, sorprendido, pero no encontró palabras.
Bella sintió que su corazón se rompía un poco más al ver su expresión.
—Lo olvidaste...
Adam se levantó de su asiento rápidamente.
—Bella, yo... no fue mi intención. Ha sido una semana complicada, el consejo...
—Siempre es el consejo —interrumpió ella, con los ojos brillando de tristeza—. Siempre hay algo más importante.
Adam dio un paso hacia ella, pero Bella retrocedió.
—No es solo el aniversario, Adam. Es todo. Siento que te estoy perdiendo.
El silencio se instaló entre ellos.
Por primera vez en mucho tiempo, Adam sintió miedo. No el miedo de cuando era una bestia, sino el miedo de perder a la única persona que había cambiado su vida.
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Adam no durmió esa noche.
El dolor en los ojos de Bella lo perseguía, y no podía ignorarlo. Sabía que había estado distante, atrapado en sus deberes, pero jamás había querido hacerla sentir así.
No podía permitirlo.
Así que hizo lo que siempre hacía cuando quería recordarse a sí mismo por qué Bella era lo más importante en su vida.
Fue a la biblioteca.
Y buscó el primer libro que ella le había leído.
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A la mañana siguiente, Bella despertó con un sobre en su mesita de noche.
Con curiosidad y aún con el peso de la tristeza en su pecho, lo abrió.
Era una nota de Adam.
"Encuéntrame en el jardín invernal."
Intrigada, Bella se levantó y se dirigió al jardín más apartado del castillo. Era un rincón que pocos conocían, donde las flores florecían incluso en el frío.
Y ahí estaba Adam, de pie en medio del claro, con un libro en las manos y una mirada que reflejaba todo lo que no había podido decirle antes.
Bella se detuvo a unos pasos de él.
—¿Qué es esto?
Adam respiró hondo.
—Anoche me di cuenta de algo. No puedo cambiar el pasado, no puedo borrar la herida que te causé al olvidar nuestro día. Pero puedo recordarte por qué jamás querría perderte.
Le tendió el libro.
Bella lo reconoció de inmediato.
—Es... —sus ojos se llenaron de lágrimas—. Es el primer libro que te leí.
Adam asintió.
—El libro que me hizo darme cuenta de que podía amar. De que quería amar. Y de que, contra todo pronóstico, tú me enseñaste cómo hacerlo.
Bella sintió que su corazón se derretía.
—Adam...
Él tomó sus manos.
—Sé que he estado distante. No porque no te ame, sino porque a veces olvido lo más importante. Tú eres mi hogar, Bella. Sin ti, nada de esto tiene sentido.
Bella no pudo contener las lágrimas, pero esta vez, eran de alivio.
Adam la acercó con suavidad y la besó con la ternura que solo ellos podían compartir.
Un beso que hablaba de promesas, de recuerdos y de un amor que no importaba cuántos años pasaran, siempre sería fuerte.
Cuando se separaron, Adam sonrió con dulzura.
—¿Me dejarías hacer esto bien?
Bella rió suavemente.
—¿Tienes un plan?
Adam extendió la mano.
—Confía en mí.
Y esa noche, bajo un cielo estrellado, Adam le regaló la velada más hermosa que había tenido en años, llena de risas, danzas y recuerdos compartidos.
Porque el amor verdadero no se trata de ser perfecto.
Se trata de elegir, cada día, a la persona que hace que tu mundo tenga sentido.
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One Shots DESCENDIENTES
FanfictionESTÁ HISTORIA ESTÁ MARCADA COMO COMPLETA, PERO, SE SIGUEN AÑADIENDO CAPÍTULOS. Serie de One Shots de las parejas de Descendientes PAREJAS: +Devie +Beal +Jarlos +Jonnie