CAPITULO 60

62 9 3
                                    

INSTALACIONES DE INVESTIGACIÓN SECRETA

Las luces frías del laboratorio parpadeaban levemente, proyectando sombras alargadas sobre los muros de acero. El aire estaba impregnado con un leve olor químico, mezcla de desinfectante y materiales biológicos en descomposición.

Antonio Vardell avanzó con paso firme por el pasillo, su abrigo negro ondeando tras él. Su rostro permanecía imperturbable, pero sus ojos, afilados y calculadores, escudriñaban cada detalle del entorno. Había esperado demasiado por esto.

Al llegar a la sala de observación principal, una puerta metálica se deslizó con un siseo mecánico. Dentro, un grupo de científicos ajustaba instrumentos y revisaba datos en monitores que parpadeaban con lecturas incomprensibles para cualquiera ajeno a su campo.

El doctor Levinson, un hombre de cabellos entrecanos y mirada cansada, fue el primero en notar su llegada. Se apresuró a recibirlo con una ligera inclinación de cabeza.

Doc Leviso: Señor Vardell, no esperábamos su visita tan pronto.

Antonio no le devolvió el gesto. En cambio, dirigió su mirada al gigantesco tanque de contención en el centro de la sala. Su contenido era lo que realmente importaba.

Dentro del tanque, sumergida en un líquido ambarino, se encontraba una masa rocosa de forma irregular. Su superficie era porosa, con grietas finas que parecían pulsar débilmente con una luz azulada. Había algo primitivo y antinatural en ella, como si la misma piedra respirara.

Antonio entrecerró los ojos.

Antonio: Han pasado 23 años. ¿Y todavía no pueden hacer nada con eso?

Levinson tragó saliva y se apresuró a explicar:

Levinson: Lo siento señor.

Antonio se acercó más al tanque, observando la masa rocosa con detenimiento.

Antonio: ¿Y qué han descubierto?

Levinson: Lo mínimo. Su metabolismo es diferente a todo lo que hemos visto. Cuando llegó, su estructura celular era maleable y adaptable, pero con el tiempo, se encerró más . Es como si supiera que intentamos estudiarlo y se hubiera sellado a sí mismo.

Antonio se cruzó de brazos.

Antonio: -Entonces despiértenlo.

Levinson parpadeó, visiblemente incómodo.

Levinson: Hemos intentado múltiples métodos: estimulación química, impulsos eléctricos, cambios extremos de temperatura... Nada funciona. Lo más desconcertante es que aún presenta signos de vida. No está muerto, pero tampoco despierta.

Antonio frunció el ceño, sus dedos tamborileando sobre su antebrazo.

Antonio: Esto no es aceptable. He invertido demasiado en este proyecto para quedarme sin resultados.

Levinson: Lo entendemos, señor Vardell. Pero forzarlo podría matarlo y perderíamos la oportunidad de entender su biología.

Antonio se giró lentamente para encarar a Levinson.

Antonio: ¿Y qué valor tiene entender su biología si no podemos controlarlo?

El científico se estremeció, pero antes de poder responder, una vibración sutil recorrió la habitación. El tanque tembló apenas perceptiblemente, y la luz azulada dentro de la roca pareció intensificarse por una fracción de segundo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 13 hours ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

FUEGO Y DESEO: EL DRAGÓN DOMINANTE  (V+18P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora