V. Frank y el largo, largo jueves

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Era un jueves cuando Frank se encontraba sentado en el césped del el parque, Guille se encontraba a dos kilómetros de ahí, y Alex solo a un metro de distancia.
Aunque ni Frank ni Alex se habían dado que estaban tan cerca, Frank ya lo presentía, lo sentía recorrer su piel.
Alex había intentado olvidar lo que había sucedido aquella noche; la sangre salia a chorros y de un color tan rojo que podía verse incluso con lo oscuro de la noche. Pero cada vez que Alex intentaba olvidarlo, parecía recordarlo más. Sabia que, estar con Frank iba a causar problemas, pero aún así él se arriesgó, después de todo, la vida está hecha de riesgos.
Frank Garnes estaba bajo el gran árbol del parque de la universidad, eran las ocho quince de la mañana y Frank creía que eran las cuatro de la tarde, era un día muy largo para Frank.
El día más largo -desde que Frank recuerda- fue la noche en que Guille fue a cenar a la casa de Frank. Era Navidad y Guille había quedado con Frank y su familia de cenar juntos como los buenos amigos que eran. Esa noche, fue la noche más larga de su vida, sobre todo en la cena. Incluso esa noche Guille le había contado uno de sus más grandes secretos a Frank, le había dicho que un chico llamado Samuel le gustaba, le gustaba mucho.
-Pero no sé, sé que es un chico pero aún así me gusta -le dijo Guille.
-Pues, está bien, si te sientes bien.
Guille sabía que Frank era bisexual y que cualquier cosa que dijera, a la larga le beneficiaría, pero no fue así, como tampoco fue que Samuel, el chico atlético y guapo se enredara con Guille, de hecho, fue Guille quien perdió el amor hacia Samuel cuando encontró a otras chicas (amores pasajeros también).
Cuando Alex vio a Frank, lo primero que hizo fue echar a correr hacia él. ¿Qué podía pasar? El árbol no iba a echar a chorrear sangre ni nada por el estilo, así que no podía pasarles nada.
-Hola, Frank -éste se volvió y, al encontrarse con la mirada de Alex, sonrió.
-Hola, ¿como estás?
-No tan bien desde ese día -dijo Alex sentándose a su lado.
Frank quería evitar ese tema, pero Alex quería respuestas, y ese era el miedo de Frank: no había respuestas para aquello.
Pero Alex no estaba ahí por explicaciones, estaba ahí porque quería estar con Frank, de alguna manera u otra, siempre lo había deseado, lo había deseado desde el primer momento que lo vio -tal como le pasó a Alex- solo que ninguno de los dos se atrevió nunca a hablar con el otro.
-Sabes, no puedo superar ésa noche -le dijo Alex.
-Ni yo, y estoy seguro que Guille tampoco.
Y la verdad era que ninguno de los tres lo olvidaba.
-Lo más raro es, que se detuvo cuando dejaste de abrazarme -dijo Alex.
-Como si hubieran sido celos -esta última palabra la pronunciaron juntos.
-No sé -contestó Frank-. Ni siquiera estoy seguro de que en verdad haya pasado lo que pasó.
Alex estaba con él, no se lo creía y lo había vivido, pero es que siempre hay cosas que hacen la lógica parezca inversa, y que lo sobrenatural existe, y cuando la oscuridad te rodea, estas propenso a todo eso.
-¿Quieres probar que pasa si... -empezó Alex, luego se detuvo. Mala idea.
Frank sin pensarlo agarró la mano de Alex y pensó: el árbol va a caernos encima, nos va a aplastar, pero ni árbol cayó ni chorreó sangre. Todo permaneció en su lugar tal y como estaba.
-No pasó nada.
-Lo sé.
Estuvieron agarrados de la mano cinco minutos más hasta que Alex tuvo que soltarla antes de que le empezara a sudar de nervios.
El día pasó lentamente como Frank había predicho, de echo, se sentó con Guille y Alex a la hora del almorzar, evitaron ese tema del cual les incomodaba, simplemente lo evitaron.
Cuando todos se dirigían a su casa, Frank se iba a parte, caminaba solo.
Le gustaba mirar las casas, los árboles, los niños jugando y todo lo demás. Pero esa vez vio en la vereda un cartel que no estaba ahí cada que pasaba:

ERES MÍO

Decía aquel cárcel tan horripilante para Frank, lo cual sabia que no era Claudia, no podía ser ella, estaba muerta y no había marcha atrás, no la estaba engañando, solo seguía su vida sin ella, eso era lo que hacia.
Así que no cometía ningún pecado, ninguna infracción, tenia que despejar su mente, saber que era lo que realmente pasaba, porque su mente le estaba jugando una mala jugada. Él quería a Alex, y ahora que sabia que Alex sentía lo mismo, no lo dejaría ir, más aún, no dejaría que le pasara lo mismo que a Claudia.

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Hola, lo siento por el mucho tiempo que no actualice u.u

La historia de Frank  «Staxxby»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora