Yo, Mariana Esposito, puedo resumir mi vida en una simple pero a la vez muy compleja palabra: dolor.
Esa palabra que encierra todos mis sentimientos.
Mis padres, Carlos y María José, murieron en un accidente automovilístico el tres de agosto de dos mil siete, a mis nueve años de edad.
Desde ese entonces vivo con mi abuela, Amparo.
Ella es algo superficial y egocéntrica, pero al fin y al cabo la quiero... y creo que ella a mi también.Amparo siempre intenta que yo, su única nieta, sea la mejor. Aunque no sabe que de chica sufrí bullying a causa de una de mis compañeras.
Desde niña voy a la misma escuela. Jamás me atreví a decirle a mi abuela sobre las agresiones que recibía por miedo. No se exactamente miedo a qué, pero se que es miedo.