PROLOGO

194 22 9
                                    

2006; Siberia, Rusia.

Las nubes taparon el sol que estaba brillando hacia dos días. La luz se fue y llego la oscuridad, pero la lluvia nunca arribo, lo único que vi acercándose del cielo a nosotros, los licántropos, fueron ellos, los vampiros. Todos es un fugaz recuerdo ante mis ojos y mis oídos.

-¡Corre y escóndete! ¡Rápido!- me gritaba mi padre. Mi madre desesperada me agarra y me esconde debajo de la mesa del patio a unos metros de donde ellos se encontraban.

Los chupas sangre tocan suelo y el que parecía ser el jefe de ellos, habló:

-¡La guerra se ha declarado cien mil años antes entre hombres lobos y vampiros, pero la nuestra se ha declarado cuando uno de ustedes ha asesinado a uno nuestro!

Todo fue tan rápido, ya no había mas hombres y mujeres, sino lobos. Colmillos y garras. La gente iba cayendo una por una, los lobos parecían tener la delantera, antes que un vampiro los muerda ellos la atacaban sin piedad.

No fue toda la guerra así, claramente los míos perdieron en el momento que Luke, nuestro líder, cae lastimado al piso sin poder moverse. Nuestra manada se fue debilitando.

Mi lugar no me dejaba ver todo, pero algunas cosas pasaban frente a mis ojos, los resucitados estaban sedientos.

Cuando veo a mi madre caer al piso no se me ocurre otra cosa que gritar, la dificultad fue que eso nunca paso, la voz no salió de mi garganta, estaba en estado de shock. Mi cerebro ya sabía lo que sucedía, ella había muerto, un vampiro la había mordido, pero en ese instante que ella cae al suelo, él también cae y lo vi con mis propios ojos, su tez era suave y blanca, sus colmillos estaban manchados de sangre y sus ojos eran oscuros, al igual que su cabello, como la noche.

La batalla finalizó. Salí debajo de la mesa en consolación de mi padre pero él estaba aferrado al cadáver de mi madre y en aquel momento me di cuenta que no siempre los padres van a estar contigo.

Helena, mi madre, ya no era más un lobo, sino una mujer de vuelta sin vida, sin color, sin respiración. Las lágrimas brotaban de mi como la lluvia que empezaba a caer, mis tíos me llevaron a dentro y me reconfortaron, pero no era eso lo que yo quería, necesitaba a mi padre a mi lado, necesitaba a mi madre viva y no muerta, que mi familia no se derrumbara, no importaba lo que yo exigía, me correspondia lo que yo tenía.

Esa noche los vampiros me quitaron lo que mas amaba en el mundo. Mi sangre gritaba venganza por mi madre, quería muerto a ese vampiro. Acabarlo como él lo hizo con mi madre, eso queria. Y lo conseguiría.

Noche de luna llenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora