Corro a toda velocidad escapando de mis horribles recuerdos, corriendo de mi vida, perdiendo todo. Los pasos resonaban con un suave eco sobre los charco de la lluvia formados en la acera, entretanto mis persecutores intensificaban sus pasos; no podía caer en eso, no podía volver a hacerlo. Mientras corro todo lo que me permiten mis piernas— no es la primera vez que debo escapar y de seguro no será la última— los recuerdos se agazapan en mi mente pero no les permito la entrada, sólo mantengo mi mente en blanco mientras corro entre calles, callejones, intentando vanamente perderlos. Eran rápidos y sabía desde el comienzo que tenía esta batalla perdida pero no me caracterizaba por dejarme vencer, y esta tampoco sería la oportunidad.
Nuevamente empujo esos pensamientos de mí mientras intento mantener mi mente en blanco, corriendo hacía donde me llevasen mis pies, izquierda, derecha, adelante, izquierda; un sin fin de movimiento, nuestras respiraciones se acompasaban con nuestros pasos, rápidos, ágiles, cuidadosos, el mínimo error traería consigo un sin fin de repercusiones que debían enfrentar. Estaba consciente que ellos llevaban la de ganar y que eventualmente lo harían sin embargo no lo iba a hacer fácil, iba a dar esa batalla; cuando logro por fin salir de ese oscuro callejón mis piernas se sienten completamente agotadas entretanto mi respiración se vuelve irregular, la falta de comida, sueño y la pelea anterior estaban pasándome factura en todo mi cuerpo maltrecho.
Cuando finalmente logro llegar al final del callejón unos focos de luz deslumbran mis ojos mientras maldigo con fuerza.
— ¡Mierda!
Con agilidad que sólo alguien con años de práctica podría lograr, esquivé el auto con ligereza mientras me metía al callejón más cercano, sus pisadas eran cada vez más próximas y cuando mi mente reconoció el entorno se dio por vencida; ya habían ganado.
Mi mirada rectificó con velocidad el callejón reparando en el muro al final de éste, mi mente analizó el lugar en busca de alguna salida pero fue en vano, en cuestión de segundo tenía a dos figuras muchas más grande que yo aprisionandome por ambos brazos mientras me dirigían una sonrisa tranquilizadora. Deberían de aparentar ambos aproximadamente un metro sesenta u ochenta, ellos tomándome por ambos brazos me fueron arrastrando a lo largo del callejón mientras inútilmente pataleaba e intentaba golpearlos; la mirada de tristeza reflejada en sus ojos me causo más rabia entretanto mis puños se retorcían con fuerza en sus brazos.Al momento de llegar al final del callejón contemplé que estaban todas las personas que se hallaban en la comisaría, tenían una sonrisa triste adornando sus ojos, no me iba a permitir demostrar debilidad frente a ellos, endurecí mis facciones mientras tensaba mi cuerpo. Cuando llegué más cerca del auto la puerta permanecía abierta con una clara invitación silenciosa, ahí fue cuando encontré ese hueco.
Y tan sólo en cuestión de segundos mi pierna golpeó al hombre más alto en sus partes intimas, cayó al suelo retorciéndose de dolor mientras mi rodilla se topaba con el estomago del hombre más bajo; los presentes permanecieron en shock por la forma en que se invirtieron los roles.
Intenté largarme a correr, pero antes que pudiera poner un paso sobre la acera sentí una mano tomarme del cuello mientras me estampaban con fuerza contra la pared; sellé mis labios para no permitirme soltar ningún sonido, tampoco lo demostré en mis facciones.
El nuevo chico que apareció me miraba fijamente a los ojos, torcí la boca en una sonrisa.
—Si realmente piensas que me vas a intimidar con esa actitud de macho alfa estás equivocado—. Y complementando mis palabras lo miré fijamente, aumentando mi sonrisa. Esperaba que se enfureciera tanto como yo lo estaba en ese momento, que su rostro revelara sus emociones, pero contrario a lo qué esperé sólo me miró fijamente con desprecio y si no fuera por lo cerca que estábamos no hubiese podido escuchar sus palabras.
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Mariposas.
Любовные романыMí vida empezó como debería haber terminado. Todos nacemos con nuestro destino predeterminado aunque siempre hay algunas excepciones; mi historia es una de las excepciones que contaré con el paso del tiempo. No me malentiendan, no les voy a contar u...