Ojalá bastaran las palabras para hablar de mi arrepentimiento, puesto que son mis acciones las que te han condenado al abismo de la nada misma, y mis desaciertos que no te permitieron llegar a este mundo para tener la posibilidad de sentir, de ser amado, de aprender, de sufrir, de querer, experimentar, percibir... existir en este el reino de los humanos, siempre serás mi ángel, siempre e creído en ti, aunque lamentable, al último momento, al decidir, no tuve la fuerza para seguir.