Cita con la Inspiración

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         Se encontraba el encapuchado frente a la dama en el lago. La hada llamó al gnomo para alejarse del lugar. Esta tenia su mirada perdida en el reflejo de las estrellas en el agua.

  —Es poco usual encontrar una dama sola frente al lago— rompió el silencio el encapuchado.

—No estoy sola. También es inusual encontrar un ser encapuchado— le dijo la dama volteándose hacia él.  

—Puedo ser ladrón.  

—Un ladrón no habla tanto ni sus herramientas son un cuaderno y un lápiz.  

—Es mi misión.  

—Crear... ¿Por qué lo haces?  

       La pregunta dejó pensativo al encapuchado. Hacía ya mucho tiempo que no tenia una respuesta a ello. Luego de un rato respondió.  

—Creo para restablecer el fuego de los corazones, hacer nacer las estrellas y crear mundos que perpetúen nuestros valores.  

—Existen pocos que desean perpetuar los valores. Eso es muy admirable.   —En momentos creí ser el único...

  El encapuchado se mantuvo serio por unos instantes aunque su conversación estaba despertando su fuego interior.  

— ¿Cual es tu misión?— preguntó el encapuchado.  

—Contabilizo las estrellas y perpetuo el perfecto orden de sus signos y constelaciones. Estoy encargada que cada una de ellas mantenga su brillo. Mi anhelo es brillar junto a ellas, aunque...

—Vives en un mundo en que las estrellas poco a poco dejan de brillar. Dependes tu vida de ello, y sin estrellas no hay razón de permanecer aquí.

  La dama lo miró admirada pero volvió a ver el lago.  

— Pronto me iré.  

— Aun existe la esperanza, existen los sueños y mientras persistamos en nuestra misión las estrellas no dejarán de brillar. Si tu existes entonces entonces existe una razón para seguir creyendo en mi labor. Tu eres Inspiración— dijo con notable energía el encapuchado.

  El encapuchado abrió su cuaderno y antes de irse observó la dama. Poseía una leve idea de conocerla anteriormente.  

—Nos volveremos a encontrar— le dijo el encapuchado.   —Siempre estaré aquí— le dijo la dama.

  El encapuchado entonces abrió un portal hasta su base. El gnomo y el hada aparecieron y se fueron con él. Al alcanzar el otro lado del portal, se encontró con su base y el enorme ser Pereza.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #14

El Cuaderno del EncapuchadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora