El fin se acerca...

72 6 3
                                    

-Espera Sam... Solomon-cogí su brazo, pero él se removió.

-¿Qué quieres?-preguntó de mala manera.

-Sólo dime cómo sobreviviste, necesito saberlo.

-Haciéndolo.

-Por favor, Sami, eres mi amigo.

-Ahora no quiero hablar contigo, Dean, entiéndelo, y tú no eres mi amigo, un amigo no se comportaría como tú lo hiciste-se metió rápidamente en un vestuario en cuya puerta había un rótulo con su nuevo nombre.

-¡Mierda!-golpeé la puerta con rabia-Por lo que más quieras, Callihan, ábreme.

El silencio fue mi única respuesta.

-Voy a contar hasta diez, y más vale que entonces hayas abierto la puerta, porque si no la voy a derrumbar, va en serio-intenté mantener la calma-Uno... Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Seis... Siete... Ocho...

Un papel se deslizó bajo la puerta. En él estaba escrito: "Si vas en serio, hazlo, pero no voy a hablar contigo de todas formas, escoria.", también tenía dibujada una mano con el dedo corazón extendido. Q veces podíamos ser los dos tan críos...

-Nueve... Voy a tirar la puerta... Diez... Está bien, lo haremos por las malas, derrumbaré la puerta, no es broma-cogí impulso-. Allá voy, Sami.

Corrí y me lancé contra la puerta con todas mis fuerzas, pero no cedió y me golpeé primero contra ella y luego contra el suelo. A veces desearía ser Roman para poder tirar las puertas tan fácilmente.

-Vale, ahora sí que la tiraré, puedes creer eso.

Cogí aún más carrerilla que la vez anterior y cargué contra la puerta, pero justo antes de que la golpease ésta se abrió y aterricé casi de cabeza en el suelo con toda la fuerza que llevaba. Una risa se oyó a mi lado y Sami salió corriendo del vestuario.

-¡Hijo de puta!-grité suficientemente fuerte como para que me oyese.

Intenté levantarme, pero me dolía todo el cuerpo desde los dedos de los pies hasta las puntas de mi cabello, así que no pude y me quedé tirado en medio del vestuario retorciéndome de dolor. La boca me sabía a sangre y la cabeza parecía pesarme una tonelada.

-¡Oh no, Dean! ¿Estás bien?-se oyó una voz femenina varios minutos después.

-N... No-conseguí pronunciar.

-¿Qué te ha pasado?-la mujer se acercó a mí e intentó levantarme.

-Sami...

-Bueno, ya me lo contarás luego, ahora no tienes muy buen aspecto-me miró de arriba a abajo.

Una vez de pie, me apoyé en el hombro de la chica y comenzamos a andar lentamente hacia algún lugar. Lo veía todo borroso y de un tono rojizo y la cabeza me daba vueltas, era incapar de reconocer a nadie.

Lo último que recuerdo es entrar en una sala blanca que yo veía medio rojiza, probablemente por la sangre que me nublaba los ojos. Allí había una mujer que parecía bastante mayor que la que me había ayudado y me hablaba, pero todo lo que decía me parecía un zumbido indescibrable, hasta que ya no vi, oí, olí, sentí ni saboreé nada más.

-Tú. Tú. Tú-subió el volumen con cada palabra.

-¿Qué? ¿Me llamas a mí? ¿Tú quien eres?

-Lo vas a hacer, estás destinado a ello, quieras o no lo acabarás haciendo-siguió diciendo la misma voz grave y ronca.

-¿Qué quieres que haga?

-Oh, en realidad tú lo sabes, Jonathan, sabes que acabará pasando.

-No, no tengo ni idea de qué estás hablando. Dime quién eres.

Obsesión (Dean Ambrose Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora