Me recogí el pelo en una coleta, y me senté de rodillas esperando a que Harry se lo pusiera.- Te voy a hacer cambiar esa idea que tienes de que todos los hombres son como yo, muñeca.-dijo, acercándose a mí y besándome lentamente.- Ponte a cuatro patas.
Hice caso a sus órdenes, y me acomodé apoyando los codos sobre el colchón, mientras intentaba relajarme. Pude sentir el miembro de Harry posarse sobre mi feminidad, eso hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo. El sentir que pronto Harry estaría dentro de mí, me estremecía. Una punzada de dolor se apoderó de ese escalofrío. No pude evitar gemir de dolor, mientras apretaba fuertemente las sábanas. Hacía bastante tiempo que no había vuelto a tener relaciones sexuales con otro chico.
-Encórvate más, cariño. Estarás mejor-dijo Harry, mientras pasaba una mano por mi espalda. Desvié la mirada hacia atrás, y le sonreí dulcemente. Él me contestó con un corto beso.
Poco a poco, Harry iba penetrando mi cuerpo lentamente.
Primero fueron pequeños roces, pequeñas sacudidas. Pero más adelante, fue aumentado la velocidad de las embestidas y yo cada vez me agarraba más fuerte a las sábanas. A los pocos segundos, el dolor cesó, para dar paso al placer. Mi cuerpo iba al mismo compás que el de Harry. Parecía que tan solo fuéramos un cuerpo. Nuestras respiraciones comenzaron a agitarse, y cada vez hacía más calor en la habitación.
-Aguanta muñeca, falta poco-dijo Harry, mientras un gruñido se apoderaba de su voz. Harry pegó su cuerpo a mi espalda, mientras seguía moviéndose en mi interior. Podía sentir su aliento en mi oreja, y algunas gotas de sudor sobre mi hombro.
- Necesito quitarte esa máscara, por favor-dijo en un susurro, mientras toda mi piel se erizaba al momento.
¿Qué iba a hacer? ¿Me la quitaba? ¿Estaba haciendo lo correcto? No pude continuar pensando, porque mi cabeza comenzó a dar vueltas en sí mientras mi cuerpo comenzaba a temblar, al igual que el de él.
Harry, entrelazó sus dedos entre los míos, hasta que un desgarrador gruñido salió de sus labios. Habíamos conseguido llegar a un orgasmo mutuo. Dejé caer mi rendido cuerpo contra el colchón. Jamás había tenido sexo de esta manera con un chico.
-Y bueno, ¿te he hice cambiar de opinión?-preguntó Harry, mientras se secaba las gotas de sudor de su frente. Se acercó hasta mi rostro, y comenzó a acariciar la máscara.
-Por favor Harry-dije, desviando la mirada a esos ojos verdes. - Y sí, me hiciste cambiar de opinión-sonreí con una gran sonrisa.
-Me alegra escuchar eso-dijo, mientras me daba un fuerte beso en la frente para después acomodarse en la cama. Me hizo una seña para que me acomodara junto a él.- Dime porque no puedo saber quién eres. Quiero, digo, necesito saber con quién he tenido sexo. ¿Y si eres alguien...
-¿Y si soy alguien, cómo quien? ¿Alguien a quien no te esperas?-le interrumpí, mientras apoyaba el peso de mi cabeza sobre la mano.- ¿Y si soy la nerd del colegio? ¿Y si soy la furcia del colegio? ¿Y si soy la gótica del colegio? ¿Y si soy...
No pude terminar, porque Harry me dio un beso. Posiblemente para que me callara, ya que había comenzado un bombardeo de preguntas. Movió velozmente su lengua en el interior de mi boca. No sabía como lo hacía, pero todo en él era adictivo.
-No Harry, respóndeme. ¿Por qué tienes tanto interés en saber quién soy?-le dije, separándome de sus labios.
-Ya sabes quién soy, el grandísimo Styles. Todo lo que hago está en la boca de todos, y tengo que fingir ser una persona que no soy. Pero contigo es distinto, contigo soy yo mismo.
Esas palabras me estremecieron por dentro, no podía más. Necesitaba decírselo.
-Está bien, ahora sabrás quien soy-le dije, mientras me sentaba sobre la cama. Di un gran suspiro, y alcé mis brazos sobre los hombros para deshacerme de la delicada y suave cinta dorada. Cerré los ojos, mientras me deshacía de ella, y también quité el pequeño coletero que recogía mi pelo.
Cuando ya no había nada sobre mi piel, abrí los ojos lentamente hasta encontrarme con el atónito rostro de Harry.
-Isabella...-susurró Harry, mientras abría los ojos de golpe.