El Origen de los Guardianes 2: En busca del Espíritu Olvidado [COMPLETA]

Capitulo 7 [FINAL]

Sola en una noche fría, Hada llegó hasta aquel lago congelado donde Pitch fue arrastrado por sus pesadillas la última vez que conseguimos derrotarlo; se dejó ir valiente en aquel agujero que conducía a una infernal oscuridad. Aparentemente no había nadie, estaban allí las viejas jaulas vacías, pero poco tiempo pasó para cuando el señor de las sombras estaba de regreso.
Oculta detrás de una de las jaulas más aisladas escuchó cada palabra entre Pitch y su prisionera.

-"Excelente, vaya que eres buena en estas cosas. El pobre Jack Frost se creyó cada una de tus palabras ¡Cuánto te admiro!"
-"Si no lo hacía ibas a lastimarlos..."
-"Pues hiciste bien en no convertirte en una guardiana, ni siquiera te sentaría bien ser una, no tienes las cualidades".
-"Pitch, te prometo no volver a acercarme a ellos pero por favor devuélveme mi libertad".
-0Pero por qué? Si es tan divertido manejarte de esta manera. Este juguetito es uno de mis favoritos".
-"No es justo..."
-"Pues claro que no lo es".
Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, hasta el mismo coco se asombró de aquella escena.
-"No me importa que me obligues a estar aquí encerrada en la oscuridad. No me importa que hayas corrompido la magia de mi arco y mis flechas con tus pesadillas. Pero haberme hecho decirle todas esas cosas a él, si hubieras visto su rostro, yo lo..."
-"Destruiste! Exacto. Un Jack Frost destrozado es un Jack Frost vulnerable, justo lo que necesito para mi venganza".
-"¿Venganza?"
-"Creí que algún día te convertirás en una poderosa aliada, pero me equivoqué. Ya no te necesito. Ahora el mundo volverá a pertenecerle al coco".
Se marchó soltando tremenda carcajada.

Cuando sus pesadillas parecían haberse ido por completo, Hada salió de su escondite y voló veloz hasta donde estaba encerrada Cupido. Apenas podía creerlo, ver ahí a la guardiana la dejó sin habla.
-"No soy Jack como para congelar y quebrar los barrotes, pero sé cómo abrir una puerta".
Abrió la jaula sonriente recibiendo un fuerte abrazo del angelito que salió a su encuentro.
-"Hada, no sabes cuánto me alegro de verte".
-"Sabía que había algo extraño en la manera cómo te fuiste. No es justo que Pitch Black te chantejee de esa manera".
-"Mientras él tenga mi arco y mis flechas tendrá mi voluntad, no puedo pelear contra eso. Cupido no es nada sin esos objetos".
-"Bueno, pueda ser que Cupido no sea nada sin ellos pero ¿Qué eres tú sin ellos?".
-"No comprendo".
-"No se trata de lo que tienes que hacer, sino de lo que quieres hacer ¿Qué es lo que más quieres ahora?"
Agachó la mirada unos instantes, sonrió sonrojada y respondió.
-"Jack Frost".

Me había quedado dormido en la sala principal frente a la chimenea, de no ser por un fuerte golpe en el techo no me hubiese despertado. Poco a poco la luz de la habitación comenzó a atenuarse, los duendes corrieron a mi asustados tras escuchar una risa muy familiar. Norte, Conejo y Sandman salieron de la oficina inmediatamente, apareció por detrás de ellos una sombra grotezca que salió de la pared convirtiéndose en el mismísimo Pitch Black. Empuño sus espadas el barbón y atacó pero al atravesarle éste se convirtió en polvillo negro que empezó a bailar por todo el lugar hasta formarse cinco garañones oscuros.
-"¡Son las pesadillas!" -Exclamó Conejo alistando sus boomerang.
El verdadero Pitch Black se encontraba en la sala principal, acechándome con sus sombras y su siniestra aparición.
-"Hola, Jack, qué gusto encontrate aquí ¿Cómo has estado?"
Apunté a él con mi báculo, a pesar de mi determinación no me sentía listo para combatir.
-"Últimamente estamos encontrándonos más seguido, Pitch".
-"¿Cómo que no? Si tú mismo te lo buscaste juntándote con mi pequeña Cupido".
-"¡¿Tu pequeña Cupido?! ¡Tu no tienes derecho ni a decir su nombre!"
-"Vaya, realmente te admiro. Defenderla de esa manera después de dejarte como tonto parado en la nieve".
Golpe bajo en realidad. Mis brazos se aflojaron, la rudeza con la que estaba hablándole se me escapaba, no era a drede, no podía evitar que eso me afectara.
-"Tú qué sabes". -Refunfuñé.
-"Si no me equivoco dijo que tú le molestabas, que dejaras de meterte en su vida, que la dejaras en paz ¡Que te largues! ¿No es así?"
-"¿Y qué con eso?"
-"Pues que me resulta gracioso que a pesar de todo eso siga importándote".
Me debilitaba con sus palabras, en el momento que iniciara la batalla sería un blanco fácil.