Capítulo tres

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Aturdida, sin creérmelo, me di la vuelta reflejando mi espalda con la pared espejo. Ni preste atención en la manera brusca que gire mi cuello para poder examinarme, casi haciendome daño.

¿Cómo era posible que eso hubiese aparecido de la nada?, estaba segura que unas horas antes no estaba ahí.

Trate de quitarme las palabras de la piel, pero no estaban escritas con marcador, lo que me hizo asombrarme aún más. ¿Es que me habían hecho un tatuaje y ni si quiera lo había sentido?

-Dijiste que me habías estado observando. –Murmuré en dirección a Minho. –Deben haber visto quien puso esto aquí.

-Lamento decepcionarte pero no vi nada y dudo que alguien lo hiciera, me hubiese enterado de ser así.

Noté que en su voz aún había una nota de desconfianza y recelo. Me envaré enfrentándolo, ahora me tocaba a mí desconfiar.

-¿Cómo sé que no estas mintiendo?—Repuse con frialdad. – ¿Quién me asegura que todo esto no es más que una broma o...?

Minho resoplo de tal manera que hizo que me interrumpiera en mis acusaciones. Arqueó una ceja al tiempo que sacudía la cabeza.

-Garlopa, creo que no queda nada en mi ser que me impulse a hacer bromas. –Mascullo sin pizca de humor. – Yo también desconfió de ti. Podría tratarse de otras tantas tretas de CRUEL, mandarnos una larcha sin tener idea de que hace aquí, que se gane nuestra confianza y luego...

-Matar a veintiún chicos sola, ya lo pillo.

Nos fulminamos con la mirada mutuamente. Estaba estudiando su cuerpo en el caso de que él se atreviera a atacarme, sentí un cosquilleo en el cuerpo, como si una pelea despertase alguna emoción en mí y, de una manera que no era capaz de explicar, ''sabía'' que podría con él. ¿Sería que, aunque no lo recordase, tuviera alguna habilidad en la lucha? Mi cuerpo no era una maravilla, no era robusta ni parecía tener músculos, con lo que supuse que sí así era, mi talento estaba en la habilidad y reflejos.

-Me miras como si fueses a atacarme. –Me dijo Minho. Había relajado la postura, pero yo seguía tensa.

-Si mi propósito fuese matarte lo hubiese hecho. Solo me anticipo por si tus intenciones fueran esas.

-No golpeó chicas.

Esta vez la que resoplo fui yo. ¿Actos caballerosos en estos momentos?

-¿Qué te parece si seguimos esta agradable platica más tarde?, busquemos una salida.

-Si hubiera una ya lo hubiese encontrado. ¿Qué crees? ¿Qué estuve sentada disfrutando del silencio?

Minho reflexiono por un instante, luego sus cejas de alzaron, como si hubiese tenido una idea repentina.

-Tal vez para salir tenga que morir uno.

Apenas pronuncio la última palabra me puse tensa otra vez. No iba a matarlo, no quería hacerlo, pero si el me atacaba no tendría alternativa.

Pero él ni si quiera hizo un ademan de intentarlo, tan solo siguió cavilando.

Me llevo unos minutos darme cuenta que él tampoco me atacaría.

-¿Qué pasa si nos negamos y...?

Como respuesta a mi pregunta, aquel ruido insoportable de sirenas rompió la calma. Minho saltó hacia atrás cuando de la pared espejo que tenía enfrente comenzó a salir una especie de niebla blanca por los costados, al igual que cada pared.

Estábamos rodeados por aquella niebla que comenzaba a dificultarnos la visión.

''Gas venenoso, nos mataran a ambos'', pensé, pero el especie de humo no nos provocaba ni si quiera una tos, solo nuestra vista estaba afectada.

La Recluta A-0. PRUEBA DE FUEGO. [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora