II
Grace. Qué nombre más... ¿peculiar, no? A mí me gusta.
¿Sabéis por qué me pusieron ese nombre? ¿No os habéis dado cuenta?
Mis ojos.
No son oscuros, oscuros ni marrones caca. Sí, caca.
Son grises. Grises como aquel día que ibas a montar en bici pero el cielo estaba tan nublado que no te dejaba ver ni los pájaros, grises como el cristal de la ventana que se empaña cuando nieva, gris...
No soy normal, yo misma lo sé. La gente se para a fijarse en mis ojos. Mi madre dice que son especiales, pero no lo creo.
Son sólo un color derivado del color marrón caca que desciende mi familia negada.
-Mamá, ¿puedo ir a pasear un rato? Hoy llueve, y me gusta el día que hace.
Mi madre trabaja mucho, y cuando digo que trabaja es que está todo el día cosiendo, se puede pasar un día entero sin comer. Su vida es coser, coser y coser.
-Levanta su mirada cansada sobre mí y responde con un sí, claro.-
Salgo de casa entusiasmada y recorro las callejuelas de Eyevon en un abrir y cerrar de ojos, disfrutando de las gotas que caen sobre mí.
Me percato de un pequeño escenario con marionetas. Están recogiendo ya que el día está fatal y no tienen clientela.
-¿Hola?-pregunto con curiosidad a unos chicos de unos 15 o 16 años, no tendrán más.-
-Hola, señorita.-responde el chico más joven mirándome a los ojos.-
Es un negado.
-Em... sí, buenas. ¿Qué es esto? ¿Qué historias hacéis?
El otro chico se percata de mi presencia y me sonríe.
Qué monos, parecen gemelos.
-Jaja, sí. Hacemos actuaciones con marionetas y las historias... bueno... improvisamos más bien.-me responde con una cálida sonrisa. Igualita a la de su amigo.
-Sóis... ¿hermanos?-suelto. Me avergüenzo nada más decirlo.
-Somos hermanos. Soy Luan.-me responde el otro chico que acababa de echar todo a la furgoneta.
-Yo soy Nate.
-Yo soy Grace.-sonrío.-A ver si puedo ver alguna actuación vuestra, me encantaría.
-¡Claro!-responde Nate.
-Venimos todos los días a esta misma hora. Pásate cuándo quieras.-dice Luan.
Les sonrío y les dedico unas muecas. Me encanta hacer muecas con la gente que me cae bien.
Voy calle a bajo dirección a mi casa. No hay gente.
Sigue lloviendo, pero ahora el cielo está más oscuro. Camino más rápido.
Me cruzo con una persona, me mira de reojo. Siento un escalofrío cuando lo hace. Miro para atrás y ella se voltea.
Me fijo en sus ojos, son marrones, otro negado.
Pero... me da miedo.
Él me sonríe, sus ojos son marrones oscuros. Puedo notar un brillo salvaje en ellos pero desaparece rápido.
-¿Quién eres tú?-le enfrento.
-Nadie.-me suelta y se va.
Me quedo pasmada en medio de la lluvia.
-Eres peculiar, Grace.-susurra esa misma voz en mi oído.
-¡Joder!-grito y corro hacia la puerta (si eso se le puede llamar puerta) de mi casa, la abro con fuerza y cierro.
Me quedo sentada, temblando con mi cabeza escondida entre las piernas. Mi pelo está mojado y alborotado de tanto correr.
Suspiro.