Miro todo detenidamente a mis espaldas, gente que ni se inmuta a mirar a aquel callejón oscuro donde me encuentro.
¿Por que siempre los humanos andamos tan apurados? Corriendo a por el trabajo, la comida, la familia y el dinero.
Es estúpido vivir para complacer a otros y no a ti mismo, después de todo, si te fijas, naciste solo, sin nada y con un sólo objetivo : sobrevivir.
¿Cómo es que esto ha cambiado?
Nos hemos vuelto conformistas y bondadosos.Si se preguntan por mi, nunca me he preocupado por otro ser humano que no sea yo misma.
Y no me trago eso de que es estúpido pensar así, no es estúpido, es realista.
Las personas inconscientemente somos egoístas, tapados con una máscara común y corriente de persona normal, que se preocupa por las personas a su alrededor.
Manada de mentirosos.
Todos saben que lo único que uno quiere es estar bien, complacido y sano.
Pero a la vista crítica del resto, eso esta mal. ¿Por qué? Me pregunto, si sólo me necesito a mi, y a mi cuerpo.
¿Por qué debería quitarme el pan de la boca para metérselo a alguien más en la suya y viva?
¿Amor? ¿Remordimiento?
No, eso son sólo ilusiones del cerebro humano, trucos para hacernos creer que vamos más allá de nuestras neuronas y recuerdos de nuestro sistema.Patético.
Tenemos dos caras. Todos.
Una, la que todos ven y quieren ver, la de persona normal, que piensa en el resto y tiene sus gustos.
Y la otra, la real, la que sabe que todo lo que necesitas es a ti mismo y lo que necesita tu cuerpo.Acaricio el rostro moreno del hombre bajo mi peso.
-¿Conoces la cadena alimenticia?- pregunto acariciando su corbata negra, este tipo se vestía de marca para aparentar ser un hombre trabajador, que cuida de su bella esposa y sus dos hijos. Pero su otra cara demuestra a alguien desesperado, ahogado en la negligencia, tanto así, que desahoga sus necesidades carnales con una niña de diecisiete años. Profanaba para su gusto.
Él apenas puede asentir, debido a que mi navaja está apoyada en su cuello.
-Bien. Entonces sabrás que no es raro que algo así se de entre humanos...- suelto analizando su expresión de pánico, él quiere vivir, no le importaría quien muriese en ese momento con tal de salvar su pellejo, es su verdadera cara. -Tu saciaste tus necesidades con esa niña... Ahora yo saciare las mías contigo. ¿Suena justo? Claro que lo suena...
Clavo la navaja en el torso, asegurándome de no dañar mucho su interior, quería que sintiera el dolor plenamente.
Tenía que complacerme.
-Te diré algo que te hará sentir mejor, aunque no debería...- susurro riendo, mis labios pintados de color carmesí se estiran, dando lugar a una sonrisa con mis dientes perlados. -Alguien seguirá esta cadena, se complacerá de alguna forma con mi existencia. Como lo hiciste tu, como lo hago yo...
Él hombre tiene su rostro contraído de dolor, agonía.
-Pero es triste... ¿Sabes?- suelto sacando la navaja de su torso y levantandome, el hombre se palpa la herida y apenas puede decir algo.
-Debería ser que alguien se complazca conmigo, ¿no?- alzo mi brazo por encima de mi cabeza y miro los ojos suplicantes de mi víctima.
-Pero dudo que eso pase.
Finalizo mi cometido lanzando la navaja y atravesando su garganta, la sangre brota armoniosamente y con afán.
Me doy la vuelta, dejando el cadáver atrás.
Ojalá su alma encuentre algo "más alla" como dice la gente para convencer de que son eternos.
Lo único eterno que yo veo, es lo obvio, el dolor y la necesidad.
Las cadenas.
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Creepypastas
TerrorCreepypastas o fragmentos pequeños de lo que sale de mi mente. Todos son completamente de mi creación.