— Buenas noches Kirkland —
— Buenas noches — le hice una ademan ligero con la cabeza y el joven se fue.
Ya daban las 10:45 de la noche y todo el mundo inclusive quienes estaban cumpliendo horas extras se había retirado, aun así ahí estaba yo esperando el ascensor para subir a la ultima planta, mientras todos bajaban. Dos, cuatro, quince, veintitrés pisos, exactamente veintitrés pisos tenía aquel edificio, un numero curioso para terminar un edificio, pero supongo que son veinticinco si cuentas los de mantenimiento que tiene la antena de comunicaciones.
Todas las oficinas estaban a oscuras y los pasillos vacíos, era de esperarse, lo contrario sería extraño. Ese día había salido a dar una presentación a una compañía la cual el jefe quería que contratara nuestros servicios, nada nuevo, el problema fue que tenía que realizar los informes de productividad y revisar algunos más, aun que claro, eso lo haría en casa, pero ¿Donde estaba esos malditos papeles? ¡Ah claro! en la sala de reuniones del ultimo piso, porque se los entregue al de contabilidad ya que dijo que los necesitaba para la junta de hoy mientras yo estaba fuera, luego me salen con que los ocupo para comparar resultados de este mes y el pasado ¿No podían dignarse a dejarlos en mi oficina? que solo estaba a 5 pisos más abajo ¿O mandarlos con el maldito de paqueteria interna? Hasta dejarlos en la recepción del primer piso me sería más fácil, los tomaba al salir y listo. ¡¿Tan difícil era eso maldición?!
Si, al parecer si, es preferible que yo recorra todo el edificio a oscuras.Empuje las puertas de cristal y entre a la sala de juntas, todas las sillas ordenadas, el lugar era solo iluminado por la luz de la ciudad que entraba por las enormes ventanas de cristal. Los papeles que buscaba estaban en una carpeta, colocada sobre un mueble largo en la pared derecha, los tome sin mas.
El silencio no era como lo esperaba, una muy ligera melodía de jazz sonaba en las bocinas que se encontraban por todo el edificio, nunca había notado que ponían música por las noches, inclusive tenía un poco de miedo del sonido de mis suelas al caminar, rompían completamente la atmósfera.
Las luces de la ciudad eran realmente bonitas, me detuve a mirarlas, lucían como estrellas de infinitos colores, entonces mire al cielo y este no tenía estrellas, era realmente triste pensar en eso, podías ver las luces de la ciudad pero no las del cielo.
¡AH! ¡Alguien me tomo del hombro!
Me gire y lance un manotazo a la nada por pura inercia.— Hola Arthur —
— ¡Jódete Alfred! — me aleje de él un par de pasos
— Wah ¿No me digas que te asuste? ¿Oh si Arti? — se río un poco mientras me miraba burlón
— ¿Que si me asustaste? ¡Casi me das un paro cardíaco grandisimo idiota! Y ya te dije que no me llames así — toque mi pecho con la esperanza de regularizar mis latidos, suspire y voltee a verlo, aun tenia una sonrisa en los labios —No te escuche llegar —
— Es porque estabas demasiado ocupado mirando a la nada — puff, pero que mentiros, seguro solo quería asustarme y llego en silencio a proposito
— Y ¿que te trae aquí? ¿No deberías estar ya en casa? —
— Me quede horas extras y cuando estaba por salir me di cuenta que había olvidado algo aquí. No eres el único que trabaja duro en esta empresa ¿sabes Arti? —
Lancé una risa y me cruce de brazos, claro que lo sabía, Alfred se quedo mirando la ventana, me coloque a su lado y ambos observamos en silencio por unos segundos.
Le observe de reojo, su cabello dorado apenas perceptible con la tenue iluminación, su semblante serio, majestuoso, sus hermosos ojos azules que eran opacados por el cristal de sus anteojos, si, era tan...perfecto, a pesar de que lucía algo...melancólico. Ese chico tiene algo, tal vez todo él, simplemente me atrae, no solo su físico, es algo un tanto...distinto.
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