—Ah, otro baile, porque no puedo faltar; qué caso tiene estar en un baile, si no puedes bailar toda la noche. Aunque claro, esto no había sido de esta manera hasta el compromiso; después de este, mi lugar era con él, acompañándolo; como es debido— Se decía la joven mientras se alistaba para su compromiso.
—Antes no dejaba descansar a mis pies, a mis amigo s ni a mis pretendientes, amaba; amo bailar. Aunque a estas alturas los únicos instantes que tengo sean lo que él me permite; que por lo general son con algún aristócrata que muy cordialmente le pide permiso, y claro él no se niega viendo las ventajas de llevar buenas relaciones. No me malinterpreten, lo quiero mucho; si no, no lo hubie ra aceptado. Tengo suerte de ser hija única, mi padre siempre cumple mis caprichos. Eso incluía el rechazar a cuanto pretendiente no me interesará, sin importar los "beneficios" que nuestra unión trajera tanto a su familia como a la mía. Y cuando lo conocí, lo sentí; él siempre se mostró muy atento conmigo eso en un principio no fue de interés para mí, pues estaba acostumbrada a aquellas atenciones, había algo más en él; cosa que últimamente no me dejaba ver, pero suponía que era por el viaje; el baile de hoy es por su partida, dos meses de negocios en el extranjero; el negocio que aseguraría nuestro futuro, según palabras suyas, aunque yo lo veía difícil, ambos poseíamos por herencia una cuantiosa fortuna, pero él siempre quería demostrar que era el mejor. El orgullo de su familia, pues competía con su hermano mayor por ese puesto; nunca entendí su rivalidad. — Hablaba la joven con su reflejo en el espejo.
—Señorita— oyó la joven a su nana llamar del otro lado de la puerta.
—Adelante— respondió la joven mirando a su recién llegada visita a través del espejo.
—El joven solicita su presencia, los invitados están por llegar—le informo su nana.
—Gracias, dile que en un momento estoy con el— La anciana asintió y salió de la habitación.
Tomo su collar, su último aditamento luciendo perfecto en su cuello antes de salir. Al llegar a las escaleras pudo observarlo. Impaciente por su ausencia, lo veía tan apuesto con su traje negro. Al bajar le dedico una enorme sonrisa.
—Luces preciosa— dijo mientras besaba el dorso de l a mano de la joven.
—Tu igual— respondió la joven y bajo la mirada, aun que a ella le gustaba decirle lo que pensaba; eso no evitaba el ruborizarse por aquello .
—Mady, hija te ves preciosa, ideal para la ocasión— comento la madre de la joven quien venía a su encuentro.
—Y usted luce bellísima milady— dijo Emiliano, el prometido de Madison.
—Gracias Emiliano siempre tan atento— respondió la dama.
—Querida ven que los invitados están llegando ay que recibirlos... Hija lleva a Emiliano al salón pidió el padre de la joven que se había unid o a ellos.
—Claro papá... vamos Emi— pidió Madison a su prometido.
Partieron al salón donde dio un rápido vistazo asegurándose que todo se encontraba en orden.
Enseguida los invitados empezaron a llegar, todo como de costumbre. Tanto, que la joven ya empezaba a aburrirse.
—Mady, Emiliano— saludo Grace, la mejor amiga de Madison.
—Grace qué bueno que llegaste— respondió esta mientras le dedicaba una mirada de complicidad.
—Emiliano me disculpas un momento, voy a mostrarle unas cosas a Grace— se excusó la joven con su prometido para poder alejarse un tiempo con su amiga.
—Claro querida, pero no me dejes solo por mucho tiempo— respondió mientras depositaba un beso en la frente de la chica.
Tomo a Grace de la mano y le arrastro fuera del salón principal.
— ¿Tan mal ha estado? — pregunto apenas tomaron asiento en una de las bancas del jardín.
—No tanto, al menos todavía no llegan los amigos de Emiliano; espero que este de buen humor, porque Demian dijo que vendría y ya sabes que siempre insiste en que baile con el— comento dando un gran respiro, últimamente estos bailes estaban perdiendo el encanto que en un principio ella había encontrado.
—Si no fuera porque crecimos juntos, juro que Emiliano no lo dejaría bailar contigo, pensando que él tiene otras intenciones— aseguro Grace.
—Si lo sé, pero así al menos puedo bailar unas cuan tas piezas en total paz, sin tener que reír por cada comentario que hacen mis compañeros- respondió alegre por la idea Madison.
Emiliano solo le permitía bailar con Demian después de haber tenido una extensa conversación y asegurarle que el joven la quería como a una hermana solamente.
—Y no has sabido más de él, me sorprendió cuando me dijiste que vendría, se supone que estaba en Alemania— comento Grace.
—Si yo también me sorprendí, pero como se entero que el baile era para despedir a Emi dijo que gustoso vendría a desearle "buena" suerte y a salvarme de mis compromisos— respondió alegremente recordando las palabras de su amigo, al no le simpatizaba mucho el prometido de su amiga, y menos cuando en un principio Emiliano no lo dejaba ni que saludara a la joven.
—Si claro, "desearle"... eso ni Emiliano lo creería, menos yo; porque yo se lo mal que le cae- respondió Grace.
—No toquemos ese tema por favor... mejor regresemos antes de que manden por nosotras— respondió Madison tratando de evitar ese tema.
—Está bien, regresemos, pero ya sabes que solo te acompañare unos momentos, no son mis preferidas esas conversaciones de aristócratas que tienes que tolerar, mejor pide porque Demian ya haya llegado— informo Grace mientras se levantaban dispuestas a regresar.
—¡Que bellezas¡ ¿Por qué tan solas? — dijo una melodiosa voz detrás del par de jovencitas. Madison reconociéndola de inmediato se giro para verle.
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Un Baile Diferente
RomanceElla era una chica normal, feliz con su mundo hasta que en un baile lo conoció, eran tan opuestos pero a la vez tan similares; juntos descubrirán una nueva manera de ver su mundo.