Alonso siguió a su amigo, llamándolo.
El chico no le hizo caso, y siguió su camino hacia puerta. Las personas en la tienda lo miraban extrañados cuando pasaba a su lado. Pero Jos sólo miraba hacia el frente.No se percató, que aun llevaba puesto el smoking que se había probado. Los detectores de la entrada comenzaron a sonar y lanzar una luz roja.
Un hombre de uniforme negro se acercó a él y le dijo algo. Jos miró confundido a todos lados y luego volvió hacia la tienda. Sus amigos rápidamente se acercaron a el y le susurraron algo al oído.
El asintió y volvió al probador. Yo lo seguí con la vista todo ese tiempo hasta que cerró la cortina. El ni siquiera volteó hacia donde yo estaba.
Sin darme cuenta, mi hermana se encontraba a mi lado y apoyaba una mano sobre mi hombro.
Volví de mi trance y la miré. Su rostro estaba triste.
-Voy a cambiarme- fue lo único que pude decir.
Entre a mi probador y casi sin darme cuenta, volví a mi ropa. Salí con el vestido arrugado en la mano.
Como si nos hubiéramos sincronizado, la cortina del lado de Jos y la mía se abrieron al mismo tiempo.
De nuevo contacto visual.
-Hola- rompí el contacto al escuchar la voz.
Alan se había acercado a nosotras, aún con el smoking.
Jos salió del probador, seguido de Alonso, con su ropa normal, y salieron de la tienda.
-Hola- contestó sólo mi hermana. Yo me había quedado sin habla- ¿De compras?
-Si, y parece que ustedes también.
Mi hermana asintió.
Ninguno dijo nada.
La tensión se podía cortar con un cuchillo. Freddy y Bryan habían entrado a los vestidores y no se veía rastro de Jos y Alonso.
El chico me miró casi con comprensión.
Entonces un leve sonido llegó del bolsillo de Alan y este sacó su celular. Miró la pantalla un momento y después lo volvió a guardar.
-Bien... creo que tengo que irme... - Parecía que iba a agregar algo más pero lo pensó mejor.
Nos despedimos con la mano y el se dio la vuelta para encontrarse con sus amigos y los tres salieron del lugar.
La imagen de Jos regresó a mi mente.
Mis ánimos apenas restablecidos, volvieron a irse en picada. Verlo siempre me ponía nerviosa; pero estos últimos encuentros habían sido también estresantes.
-Eh- susurró mi hermana- Vayamos a pagar el vestido. Es este, definitivamente.
Me tomó de la mano y me guió hasta las cajas. Me dispuse a sacar mi billetera, pero ella me detuvo.
-No te preocupes, yo invito... - me tendió una mano para que le entregara el vestido y fue a la primera caja.
Yo había juntado algo de dinero trabajando después de clases. Es algo que si extrañaré.
Trabajaba en un cine del centro de la ciudad. Amaba el olor a palomitas en el aire y el sonido de las máquinas de refrescos por todos lados. Yo me encargaba de atender a gente en la taquilla o en la dulcería y algunas veces era yo la que proyectaba las películas.
Cuando regresé, obviamente, tuve que renunciar. Y aunque sea muy extraño decirlo, me gustaba mucho mi trabajo.
Mi hermana volvió, con una enorme bolsa plástica que contenía el vestido.
-¿Nos vamos?- preguntó.
Yo quería irme. Quería correr a encerrarme a mi cuarto y no volver a salir jamás. Pero sabía que no podía hacer eso. No podía seguir huyendo de Jos. Aunque quisiera. No que tuviera que pasar pasaría. Estaba entregándome completamente al destino.
-No- dije decidida. Mi hermana me miró extrañada. Luego sonrió- Tengo hambre, vayamos a comer algo...
-Bien.
Nos dirigimos a sección de comida y pedimos en un restaurante chino. Luego encontramos una mesa en el centro de lugar y comenzamos a comer.
-Eh... - comenzó mi hermana. El murmullo de nuestro alrededor cubría el de nuestra conversación- Acerca de Jos...
-Tranquila, estoy bien...
-¿En serio?- parecía bastante sorprendida.
-Si, sólo... necesito algo de tiempo...
-Entiendo- contestó mi hermana.
Nos quedamos calladas un momento.
-La comida es muy mala- dije para calmar el ambiente.
-Mucho- concordó con una sonrisa.
-¿Disculpa?- sentí unos toquecitos en el hombro- Hola.
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Por Él | JC | #2
Romance«A lo largo de nuestra vida nos encontramos con infinidad de personas. Algunas pasan de largo y son olvidadas entre el mar de rostros. Otras pueden marcarte en tu camino, y te acompañan por él, más tiempo del que te hubieras imaginado. Luego están...