La Cruda Realidad

2.8K 225 6
                                    

Era tan extraño. No tenía ni la mínima  idea de que Draco, Draco Malfoy era un dibujante y no solo uno bueno, sus obras son talentosas.
Draco entro por la puerta con un estuche lo cual me extraño mucho.

- ¿Draco, te puedo preguntar algo? – Pregunte con cierta inseguridad.
- Lo que quieras, linda. – Dijo el poniendo una caja de lado.
- ¿Te gusta dibujar?
- ¿Yo? ¡JA! Pienso que es lo más tonto de la vida. – Dijo con cierto tono burlón.
- ¿Entonces quien dibujo esto? – Pregunte mientras sacaba el dibujo de mí.

Él ya era un hombre blanco, pues cuando vio que yo tenía el dibujo su cara se hizo aún más pálida
y sus ojos mostraron un terror horrible.
Después de ponerse pálido se puso extremadamente rojo, ¿le avergonzaba saber que tiene talento en algo?

- ¿De dónde lo sacaste? – Su voz se hizo en un hilo.
- ¿Por qué no me quisiste decir? – Pregunte confundida. – Esto no es nada de lo que debas avergonzarte.
- Si lo es. – Dijo mientras se paraba. – Tal vez para ti que eres una Gryffindor no hay ningún problema, pero yo soy de Slytherin. Debemos de destacar en lo que nos fue dado... la magia.Si no, sería mejor la muerte antes que destacar en algún arte muggle.
- Disculpe, hombre dotado pero lo muggle no es tan malo como tú crees. – Dije algo a la defensiva. – Yo viva muy bien antes de saber de este mundo, si prefieres la muerte antes que ser un muggle... me das pena Malfoy.
- Por favor, _____. No quiero pelear contigo, por fin estamos bien y no quiero que nada lo arruine. – Suplico mientras se sentaba de nuevo tomando mis manos. – Te lo ruego.
- ¿Crees que yo quiero problemas contigo? Por supuesto que no, pero no debes de pensar que todos son inferiores a ti. – Dije soltándome de él. – Nadie te ha dado ese privilegio.
- ¿No? Soy un Malfoy, gane ese privilegio al nacer.
- Oh, lo siento su majestad. Debí hacer una reverencia ante usted, lamento tanto mis malos modales. – Dije con sarcasmo mientras me paraba de aquella camilla.
- No comiences, Schmidt. – Dijo algo cansado.
- No, Malfoy. A mí no me hables como si me tuvieras a tus pies.
- Es el primer día que estamos bien y lo quieres arruinar.
- ¿Yo? Tú fuiste el que comenzó. – Grite.
- No, tú comenzaste con lo del dibujo.
- Oh, lamento haber sentido algo lindo cuando tú, Draco Malfoy, hace un dibujo sobre mí.
- ¿Podemos dejar de pelear? – Pidió Draco.
- ¿Sabes qué? Esto no creo que funcione. – Dije mientras avanzaba unos pasos.
- ¿Qué no va a funcionar?
- Creo que tú y yo para estar bien... necesitamos estar en guerra. – Dije un poco triste. – Somos tan diferentes, y no me vengas con que ''Los opuestos se atraen'', eso solo es un termino físico/químico.
- ¡Por favor! No vayas a comenzar con lo de ''No eres tú, soy yo''. – Dijo algo cansado.
- Pues fíjate que no... eres tú, no yo. Hasta luego. – Dije ya algo cansada.
- Espera... - Y me tomo del brazo.

Quería besarlo, abrazarlo y quedarme ahí toda la noche pero no tenía que ser débil, tenía que mostrarle que todo lo que él hacia tenia consecuencias.
Me voltee ferozmente y apunte mi varita hacia su cuello.
Él se veía demasiado tenso, pareciera que tenía ganas de llorar.

- No quieres hacerlo. – Afirmo el con voz frágil.
- Tú no sabes lo que quiero.

Apenas iba a pronunciar unas pocas palabras pero una voz femenina interrumpió mis actos.

- ¿Draco? ¿Estás aquí? – Dijo una chica de cabello negro y puntas de colores llamativos.
- Vete de aquí, Juliana. – Dijo Draco un poco enojado.
- ¿Juliana? – Pregunte extrañada.

Aquella chica era demasiado parecida a mi hermana, sus únicas diferencias eran los ojos azules de aquella chica.
Ella me miro aterrada ya que, en la posición que me encontraba, no era nada placentero verme.

- Hasta nunca. – Dije enojada. – Gusto en conocerte, Juliana.
- Dime Juli. – Dijo la chica ojiazul con una sonrisa.

Casi me paralizo al escuchar las palabras de aquella chica.
¿Cómo este día que había comenzado tan bien pudo terminar tan mal?
Corrí. Corrí como nunca por todo Hogwarts hasta que tope con alguien, alguien conocido con quien me pude desahogar.

- ¡Jake! - Grite efusiva mientras lo abrazaba.
- ¡____! Feliz cumpleaños, iba en camino para verte. – Dijo el respondiéndome el abrazo.

Alguien a un lado de nosotros se aclaró la garganta.

- ¿Me presentaras, Jake? – Pregunte una chica a un lado de nosotros.
- Disculpa mis modales, ____ ella es Alexandra Longbottom. – Presento Jake.
- Si gustas dime Alex. – Dijo ella con una sonrisa.

Aquella chica llevaba el cabello recogido y tenía unos ojos cafés grisáceos y bastantes pecas en la cara.

- ¿Eres hermana de Neville? – Pregunte asombrada.
- Así es.
- ¿Y cómo te ha ido en tu primer día de 15 años? – Pregunto Jake mientras se separaba de mí.
- Si te digo no me vas a creer ni una palabra.
- Yo no te conozco pero a toda costa te creeré, no creo que me digas cosas más extrañas de las que me dice Luna Lovegood. – Dijo Alex entre risas.

Y así les conté a Jake y a Alex lo que había pasado, como descubrí que el secuestro de mi hermana fue una huida planeada, como golpe al inocente de Oliver Wood y como rompí mi romance de un día con Draco Malfoy por una simple estupidez.
Cuando relataba los sucesos que pasaban me di cuenta de que no tenía tiempo de tener algún amorío.
Este podría ser el año en me conocieran como la campeona del torneo, y no como la que le pasa un accidente cada cuatro segundos.
Tenía que tener un objetivo fijo y Draco Malfoy no encajaba en ese objetivo.

La Oscura Bruja de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora