Mi verdadero "yo" (parte 2)

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NOTA: He aquí la segunda versión del mismo relato.

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Toda mi vida ha estado motivada por una única aspiración, un único deseo que me traería la felicidad: mi verdadero "yo". Y después de numerosos intentos fallidos, un día lo descubrí. Todo ocurrió una calurosa tarde de verano. Yo me encontraba con mis amigos en el parque como cada día, pero lo que parecía ser una tarde como otras cambió mi vida para siempre enseñándome el verdadero sentido de la palabra "libertad", enseñándome a confiar un poco más en mí misma y a amar la vida.

De camino a casa me adentré en el sendero que comunica el parque con el viejo caserón. Nunca había ido hasta allí, ya que eran muchas las leyendas que pesaban sobre él. Pero me armé de valor y me dirigí hacia allí. Era una casa vieja y destartalada por el inevitable paso del tiempo. Sin duda alguna había permanecido inhabitada desde hacía muchos largos años.

Permanecí un rato en el exterior, decidiéndome a entrar. Sin más contemplaciones lo hice. A la entrada se encontraba el comedor, un comedor grande con muebles rústicos envejecidos, más aún si cabe por la gruesa capa de polvo. En ese momento una corriente de aire que pasó por la casa a toda velocidad cerró la puerta dando un aterrador portazo. Sobresaltada me giré y al intentar abrirla no lo conseguí. Intenté gritar pidiendo ayuda, pero estaba tan asustada que no conseguía articular palabra alguna.

Supuse que estaba sola en la casa, porque ¿quién más podría estar allí? Pero me equivoqué. Oí unos pasos seguidos de unos aterradores crujidos en las escaleras. Y de repente vi una sombra pasar por la pared. Eché un vistazo a mi alrededor y descubrí un viejo libro polvoriento sobre la mesa. Temblorosa lo cogí y me dispuse a leerlo cuando me di cuenta de que se trataba de un manuscrito. Rápidamente descubrí que en él se encontraba la clave para salir de allí: tenía que liberar la sombra de una joven que había quedado atrapada en un oscuro armario.

Mientras leía, el cansancio se apoderaba de mí, y caí dormida sobre la mesa. Empecé a soñar que la sombra coincidía con la mía, así que al despertarme angustiada descubrí que era yo la joven atrapada en ese espantoso y terrorífico lugar. Era como si el destino estuviera escrito. El armario simbolizaba mi cuerpo y la sombra mi alma, reflejo de mi vida, llena de angustias, desengaños, soledad, dolor, en una palabra: oscuridad

Al disponerme a subir la escalera sentí una extraña sensación, era como si alguien estuviera observándome desde un rincón de la casa y siguiera cada uno de mis movimientos. Las habitaciones estaban llenas de armarios, así que, ¿cómo saber cuál era el elegido? Los abrí todos sin obtener resultado alguno, pero cuando iba a darme por vencida descubrí un extraño mueble, que bien podría ser un armario, en una de las habitaciones.

Intenté abrirlo, pero fue inútil, estaba cerrado. Agaché la mirada completamente desolada y vi una palanca junto a mi pie. Intenté usarla para abrir el armario, pero no sirvió de nada, así que llena de rabia e ira la arrojé contra la ventana, rompiéndose el cristal.

Una espesa y a la vez clara luz se filtró a través del agujero quedándose reflejada en el armario, cuya puerta se abrió lentamente. Pero al ver que no ocurría nada miré en el fondo y encontré la sombra en su interior. Ya no sabía qué más podía hacer, así que totalmente aflijida y desconsolada me dirigí a las escaleras, cuando comprobé que la sombra se movía conmigo.

Me dirigí hacia la puerta principal de la casa, teniendo la fortuna de encontrarla abierta. Entonces la sombra desapareció. Lentamente me dirigí hacia el exterior, pudiendo comprobar que las marchitas y secas flores habían renacido y con ellas mi vida. 

Relatos de adolescente (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora