"¿He nacido para enamorarme de ti?
A través de esta fina pared murmullo en soledad, ámame." Hatsune MikuAh... El amor... Es tan lindo... Fujiwara Kentarô... Es mi amor platónico desde el año pasado. Mi mejor amiga, Uchida Mei dice que es muy común... Solo porque sea común no significa que no me guste. En fin, estoy algo cansada de que él no me tome como algo más que su compañera de clase. Es decir, soy un poco obvia, cualquier persona "común", como dice Mei-chan, se daría cuenta.
Ya estamos a mitad del primer trimestre y absolutamente nada paso, me habrá hablado un par de veces, pero nada más, no cuento para él, y si no cuento yo, nadie más cuenta.
Cierto día, me enteré que a Yoshida-san, una compañera de clase, le gusta Kentarô... No estoy orgullosa de lo que estoy pensando, pero como dije antes, si yo no lo tengo, nadie más lo va a tener. Yoshida-san le dijo a sus amigas que iba a declarar sus sentimientos a mi Kentarô el viernes, después de clases. Yo, claramente, no iba a dejar que llegue al viernes.
En mi casa, fui recibida por nadie, ya que vivo sola. No es que el departamento sea mio, pero mis padres no están nunca, y es literalmente nunca. Voy a la cocina, y agarro el cuchillo más grande que tengo; es para cortar carne así que es bastante decente. Lo guardo en mi mochila para mañana, que será otro día.
Yoshida-san, no deberías seguir hablando con Kentarô... Es mio... Sólo te haces las cosas peores. Pienso mientras espero pacientemente a mi primer víctima, quien esta hablando con Kentarô. Se despide de él y sale alegremente del instituto. ¿Qué chica de 16 años saldría dando saltitos después de hablar con un chico? Yo podría ser una, pero Kentarô es suficiente como para hacer que cualquier chica salte. Pero no si estoy yo, perra. La sigo sigilosamente, luego de tapar mi oscuro cabello con una oscura capucha y tener un cajón para guardar instrumentos, a mi lado. No sospecha nada, y cerca ya de su casa, la empujo hacia un callejón. Gracias a dios, estas calles no son transitadas a estas horas. La tiro al piso y la retengo a pesar de que se resiste. Saco el cuchillo y la apuñalo varias veces, siento satisfacción al sentir que no se mueve y que su sangre salpica en mi cara. Cuando termino, la guardo en el cajón y siento que alguien me mira. Miro a mi alrededor pero no veo a nadie. De la nada salta un gato negro, que hace que me pegue un susto. Respiro aliviada y camino hacia mi casa, donde convenientemente cerca hay un incinerador, como los del colegio. Llego y cuando no hay moros en la costa, tiro el cuerpo, mi cuchillo y mi ropa.
Camino tranquilamente a mi casa, como si nada hubiera pasado. Cuando llego a casa, vomito al recordar que mate a alguien y luego me baño. Me restriego el cuerpo con fuerza, hasta que mi piel queda roja.
***
Los últimos meses fueron...entretenidos. Mate a mas chicas más grandes que yo, más chicas que yo y de otros colegios. Lo que no me esperaba es que tuviera que matar a un chico. Hoy casualmente lo vi, cuando miraba a mi senpai-aunque no es de un grado mayor- Nakamura Yûkki estaba riendo y hablando con él. No creo que Kenta sea gay pero no voy a dejar que nadie se le acerque. Sigo a Yûkki-kun después de clases y veo que da muchas vueltas, como si supiera que lo estoy siguiendo. Finalmente se mete sospechosamente en un sombrío callejón. Yo aprovecho la oportunidad para tirarme en encima de él y clavar mi cuchillo pero él me esquiva y me atrapa a mi.
-Hola Yumiko-chan, o debería decir... ¿Yandere-chan?- dice riéndose.-Tranquila, soy igual a ti, pero en versión hombre. Tu matas mujeres y yo hombres. Voy a suponer que te gusta Kentarô.- dice sosteniéndome para que no grite.
-Si. ¿Te diste cuenta?- cuestiono tratando de que me suelte y lo hace.
-Es bastante obvio. Sabes... Es el destino quien nos unió.- susurra agarrando un mechón de mi azabache pelo.
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Perdida en Sangre
Teen FictionDime cuanto la amas. Yo la matare, y después la empaquetare .