Parte 3: "Enamorarla es fácil, ella está a mis pies" ✔

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Narra Angela:

—Angela, ¿qué pasó? —me pregunta Camila cuando ingreso al salón.

—Nada interesante. Ethan y sus estupideces.

—Nena, por favor. El chico más sexy de todo el puto universo te busca, ¿y dices que no pasó nada? Es decir, él fue a buscarte específicamente para hablar contigo —interviene Lucas.

Oh no, ya empezó el interrogatorio.

—Hablo enserio, chicos —me siento en una carpeta. Camila hace lo mismo en frente y Lucas al lado—. Él es sólo un tonto y... bueno, ahora se le ha metido la loca idea de querer ser mi amigo sin razón aparente. ¿Extraño, no?

Ambos tienen la boca en el suelo y sus ojos abiertos como platos.

—¡Oh! Pero no seas tan desconfiada, quizá solo se dio cuenta de lo linda que eres y quiere ser tu amigo —exclama Camila.

—Bueno, bueno, y a todo esto, ¿tú que le respondiste?

—Que estaba loco, que definitivamente no y luego me fui de ahí.

Se quedan callados un momento, sin dejar de clavar su asesina mirada sobre mí.

—Tonta —dicen al unísono.

Narra Ethan:

Justin se acerca riéndose a carcajadas por la estúpida actuación que hice. Ahora sé que se burlará de mí gracias a esa ñoña.

—Vaya, vaya, vaya, señor Gray. Parece que no pudo cazar a su presa.

—Cállate, idiota.

Es increíble. La tonta niña nerd se negó a ser mi amiga, ¿qué se cree? Cualquiera mataría porque yo le haga la misma propuesta.

—Realmente quieres los quinientos dólares, ¿eh?

—¿Que si los quiero? Pues claro, es dinero fácil.

—¿En serio crees que la conquistarás en dos semanas?

—Soy un excelente actor, puedo tenerla en una.

—Si claro, por eso te dejó hablando solo —vuelve a reír de forma burlona.

—Es porque en toda la mañana la he jodido y acabo de apostar contigo. No la hubiera jodido si me la hubieras hecho antes.

—Bueno, ahora sé que eres muy malvado, Ethan.

—Malvado no, es por dinero. Además, ¿qué daño le hago?

—¿Y si se enamora realmente?

—¿Quién no se ha enamorado de mí alguna vez? ¿Ah? En todo caso, si se enamora saldrá perdiendo ella. No es mi culpa.

—Te aumento la apuesta —dice de la nada.

Lo observo extrañado.

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a que te daré el doble si consigues acostarte con ella. Si no, pierdes todo. ¿Trato?

—¿Y lo preguntas? Por supuesto que acepto —sonrío.

¿Hay una forma más fácil de ganar dinero? No lo creo. Además, desde ya la niña está a mis pies.

—Perfecto, entonces, te acuestas con ella en dos semanas y tendrás mil dólares.

—Quiero más tiempo.

—¿Cuánto?

—Un mes.

Di que me amas, por favor (Editando) » COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora