Enamorarse es siempre algo mágico. Parece eterno, como y si el amor durara para siempre. Creemos ingenuamente que de alguna manera estamos exentos de los problemas que aquejaron a nuestros padres, libres de la posibilidad de que el amor se desvanezca, seguros de que estamos destinados a vivir para siempre.
Pero cuando el amor sede y la vida diaria comienza a imponerse, los hombres siguen esperando que las mujeres piensen y reaccionen como hombres y mujeres esperan que los hombres sientan y se comporten como mujeres. Sin un conocimiento claro de nuestras diferencias, no nos tomamos el tiempo para comprendernos y respetarnos. Nos tornamos exigentes, resentidos, criticones e intolerantes.
Aun con las mejores y más afectuosas intenciones, el amor sigue muriendo. De alguna manera los problemas se abren camino. Los resentimientos toman su cuerpo. La comunicación se interrumpe. La desconfianza crece. Surgen el rechazo y la reprensión. Se pierde la magia del amor.
Nos preguntamos:
¿Cómo sucede?
¿Por qué sucede?
¿Por qué nos sucede a nosotros?Para responder a estas preguntas nuestra mente a desarrollado brillantes y complejos modelos filosóficos y psicológicos. Sin embargo, las viejas pautas siguen apareciendo. El amor muere. Le ocurre a casi todo el mundo.
Cada día millones de individuos buscan un compañero a fin de experimentar ese especial sentimiento de afecto. Cada año, millones de parejas se unen en el amor y luego se separan dolorosamente por haber perdido ese sentimiento afectuoso. De cuantos son capaces de mantener el amor el tiempo suficiente como para casarse, sólo cincuenta por ciento permanece casado. De aquellos que permanecen juntos, posiblemente otro cincuenta por ciento no se siente realizado. Permanecen juntos por la lealtad y obligación o por miedo a tener que volver a empezar.
En efecto, muy poca gente es capaz de creer en el amor. Sin embargo, ocurre. Cuando los hombres y las mujeres son capaces de respetar y aceptar sus diferencias, el amor tiene entonces la oportunidad de florecer.
Cuando los hombres y las mujeres son capaces de respetar y aceptar sus diferencias, el amor tiene entonces la oportunidad de florecer.
Al comprender las diferencias ocultas del sexo opuesto, podemos dar y recibir con más éxito el amor que está en nuestros corazones. Al confirmar y aceptar nuestras diferencias, se descubren soluciones creativas por medio de las cuales podemos lograr la obtención de lo que queremos. Y más importante aún, podemos aprender la manera de amar y apoyar mejor las personas por las que nos interesamos.
El amor es mágico y puede durar si recordamos nuestras diferencias.
2 El señor "arréglalo-todo" y la Comisión de Mejoramiento del Hogar
La queja mas frecuentemente expresada por las mujeres acerca de los hombres es que estos no escuchan. O bien que el hombre la ignora completamente cuando ella le habla o bien escucha unos segundos, evalúa lo que la esta molestando y luego adopta orgullosamente el papel del"arréglalo-todo" y le ofrece una solución para que ella se sienta mejor. Se siente confundido cuando ella no aprecia este gesto de amor. No importa las veces que ella le diga que no esta escuchando; el no lo entiende y sigue haciendo lo mismo. Ella quiere empatía, pero él piensa que quiere soluciones. La queja mas frecuentemente expresada por los hombres acerca de las mujeres es que siempre están tratando de cambiarlos. Cuando una mujer ama a un hombre, se siente responsable de su crecimiento y trata de ayudarlo a mejorar la manera de hacer las cosas. Forma una Comisión de Mejoramiento del Hogar y centra en la su atención fundamental. No importa hasta que punta pueda el resistir su ayuda; ella se empeña en esperar una oportunidad para ayudarlo o decirle lo que tiene quehacer. Piensa que lo esta estimulando, mientras él piensa que lo esta controlando. Por el contrario, él quiere su aceptación. Estos dos problemas pueden resolverse comprendiendo en primer lugar porque los hombres ofrecen soluciones y porque las mujeres buscan mejorar. Imaginemos que volvemos hacia atrás en el tiempo donde al observar la vida en Marte y en Venus -antes de que se descubrieran los planetas o antes dela llegada a la Tierra-, podemos discernir determinadas características acerca de los hombres y las mujeres.
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Los hombres son de marte y las mujeres son de venus
AléatoireNingún otro libro sobre relaciones entre hombres y mujeres ha tenido tanta aceptación por parte de los lectores y ha ejercido una influencia tan profunda como éste.