-Por favor, no se preocupe. Estará bien. Quédese en la sala de espera unos minutos y le avisarán.-digo con voz despectiva y a la vez triste al teléfono.-Eh, tio. No te preocupes. Todo irá bien. Estoy saliendo ahora de casa. En 10 minutos me tienes allí. ¿Vale?
-Gracias Luke. No se qué haría sin ti.
Cuelgo y me guardo el teléfono en el bolsillo.
Soy el peor amigo del mundo.
No solo me lío con su novia... Si no, que además, no se lo cuento.
¿Se lo debería decir?
Se qué la respuesta, al menos para mi, sería un rotundo No.Echo un vistazo a la sala de espera.
Hay una señora mayor al lado de una niña pequeña de pelo rubio.
La señora, tiene los ojos a punto de estallar en lágrimas.
La pequeña, le abraza.
Y me mira.Le dedico una pequeña sonrisa y ella se levanta de una de las sillas que decoran la triste y azul sala de espera.
Se acerca a mi.
-Hola.- susurra su dulce voz hacia mi.
-Hola, pequeña.
-Siento lo de tu "mami".- dice algo tímida.
-Gracias... ¿Cómo te llamas?- Me levanto de mi silla y me pongo de rodillas para estar a la misma altura que sus pequeños ojitos verdes.
-Lauren. ¿Y tu?
-Yo soy Kaidan.
-Tienes un nombre muy bonito, Kaidan.
-Gracias. Tu también.
Me mira a los ojos fijamente. Y su sonrisa dulce pasa a ser una mas fingida. Sus ojos se empequeñecen y brillan.
Una lágrima recorre por su mejilla lentamente.
Y sin previo aviso, se abalanza sobre mi, abrazándome.Le correspondo rápidamente y le acaricio la cabeza.
-Eh, tranquila. No va a pasar nada.
-Es mi abuelito, Kaidan. Está muy enfermo... Tengo miedo de que le pase algo malo. ¿Y si se va al cielo sin despedirse?
-No le pasará nada. Estará bien. Si se va sin despedirse, algún día te lo encontrarás ahí arriba. Pero no se irá.
-¿Me lo prometes?- levanta la cabeza de mi hombro para mirarme a los ojos.
Un escalofrío recorre mi espalda. ¿Se lo prometo?
Es una niña pequeña.
Si su abuelo se muere...No.
No le pasará nada al abuelo de esta pequeña. ¿Vale, Kaidan? Tu harás lo posible para que no le pase nada.
PROMETESELO-Te lo prometo.
Y justo en ese instante todo pasa.
Su abuela me mira y llora por haber escuchado la conversación.
Un enfermero se acerca a ella con respeto. Y le comunica algo que no le hace ningún bien.
-Su marido, ha fallecido hace varios minutos. Se qué es difícil. Lo hemos intentado todo. Lo siento.- escucho decir al enfermero.
La señora comienza a toser y a llorar.
No parece que esto vaya a salir bien.
Yo, con la niña aún entre mis brazos, intentando apartarse para ver la situación.
Salgo corriendo del hospital, con ella en brazos.
Al pasar al lado de la señora, me susurra un "Cuídala", que hace asomar varias lágrimas de mis ojos.
-¡Abuela! ¡No!- grita ella.- ¡Kaidan, me lo prometiste!
Freno en seco.
Tiene razón. Se lo prometí.