Al Día Siguiente

Adiós... No, es un hasta luego

Cuando llegó a comisaría, pudo ver a Alex. No se lo podía creer. Estaba entre rejas. Cuando Yessica lo vio así, se echó a llorar.

Alex intentó consolarla, pero no había manera. Alex agachó su cabeza, estaba undido, sentía que el mundo se le caía encima. Cogió fuerzas para decirle a Yessica -"Siempre te esperaré. En el lugar más hermoso del mundo. Saldré de aquí, nunca lo dudes."
Después de decirle todo eso a Yessica, vino un policía y dijo que le tiempo de visitas había terminado. Yessica tuvo que hacerle caso. Cuando estaba cerca de la puerta, escuchó -"¡Yessica, te amo!"
Al escuchar eso, Yessica se fue corriendo mientras que lágrimas traicioneras caían de sus ojos. Ella estaba sufriendo como nunca sufrió con nadie. Lo amaba, eso era mutuo y ella lo sabía. Lo que los dos no sabían era lo que les esperaría nuevamente.

Al llegar a casa, se sorprendió al no ver a ningun guardia vigilar por ahí pero no le importó y siguió su camino hacia la puerta. Cuando la abrió, ella entró dentro y allí estaban. Todos estaban reunidos esperandola. Su madre, sin complicaciones para ablar ni nada, le dijo a Yessica -"Nos vamos a ir a vivir a Los Angeles" Yessica se quedó de piedra. No hallaba que hacer hasta que comenzó a gritar y a romper cualquier cosa que veía en su camino

-"¡Noooo, callate mentirosa! ¡Dejame empaz! ¡Noooo!"

Lágrimas y más lágrimas salían sin control. Se detuvo un rato y miró a todos que la miraban sorprendidos. Ella comenzó a sollozar y se fue corriendo a su habitación.

Dolor. El único sentimiento que tenía en ese momento. Dolor y mas dolor. Era como si fuera prisionera de eso.

-No lo entiendo... porque? Porque esto...

Decía entre sollozos.

Su ñaña abrió la puerta de su habitación y la miró con lástima. Ella sí que la quería, la quería como la hija que nunca tuvo.

-Todo saldrá bien, ya lo verás. Yo estoy aquí, ven...

Dicho esto, la abrazó. Un tierno abrazo que justo era lo que Yessica necesitaba.