Lo he visto tantas veces llegar a mi casa, con esa caminata tan peculiar que lo identifica, tan decidido y varonil a la vez. Que ahora que estoy justo afuera de mi casa, con sólo una camiseta de Calvin Klein en mi cuerpo y un cigarrillo en mis labios, imagino detalladamente su llegada, desde esa calle larga por donde siempre camina, lo imagino llegando hacia la entrada, mirándome fijamente y deseando besar mis labios con tanta pasión, como antes lo hizo, con esa intensidad y deseo que me hace sentir como si estuviera en las nubes, lo imagino llegando hacia mi, me besa y le digo que estamos solos, que no hay nadie que interrumpa ese intenso momento que vamos a tener, me carga en su torso fuerte y trabajado por el ejercicio y me besa con más pasión aún, me toma tan decidido y sin esfuerzo y entramos a mi casa, me deposita en el sofá y se pone encima de mi, me sigue besando con desesperación, se que el desea esto igual que yo, baja sus manos hasta el borde de la playera larga que tengo en el cuerpo, lo único que me cubre, debajo sólo hay ropa interior, saca la playera de mi cuerpo y me ve directamente a los ojos, como si pidiera permiso para lo que va a hacer, sin saber que no tiene que pedir autorización, pues yo ya soy suya.