BROKEN HEARTS (CaptainSwan AU)

Capítulo 12: Killian, mírame

— Por favor...ayúdeme —Su voz sonaba alterada y entrecortada por la falta de aire que sus veloces pasos, desde el aparcamiento, le habían robado — .Necesito ver a alguien, sé que está en este...hospital...por favor — Era consciente de que las palabras que se atropellaban entre si al salir de su boca no servirían de nada a la recepcionista, que la observaba sin mostrar un ápice de comprensión en su rostro, por ello intentó tranquilizarse y volver a empezar —.Su nombre es Killian, una enfermera por teléfono me dijo que él estaba aquí.

La mujer de cabellos negros, recogidos en un tirante moño, y de mirada ausente no parecía muy dispuesta a ayudarla. Pero tras unos segundos se dignó a prestarle un poco de atención y tras escupir un seco "Dígame su nombre completo y lo comprobaré", con la mayor desgana que pudo encontrar, fijó sus ojos sobre la pantalla de ordenador.

— Espera — Casi ordenó Emma mientras colocaba una de sus manos sobre el cristal que separaba a ambas mujeres, sobresaltando de esta manera a la otra — .No lo encontrará por su nombre, ella me dijo que estaba indocumentado...necesito verlo, por favor dese prisa — Ya no era dueña de lo que decía, sino que la desesperación había robado su voz pero eran pocas las personas que le importaban en su vida y no podía permitirse perder a ninguna, perderlo a él.

—Acabó de empezar mi turno, iré a preguntar si hay algún paciente ingresado con esas características...espere aquí —Eso fue lo último que dijo la mujer antes de desaparecer tras la puerta que se encontraba a su izquierda.

Al quedarse sola todos los nervios, que le habían acompañado durante la noche, se hicieron más intensos. Eran como cadenas invisibles que rodeaban su cansado cuerpo, presionando su pecho, impidiéndole respirar con normalidad. Dio unos pasos hacia atrás hasta que algo la paró de golpe y sin demasiada atención distinguió un par de asientos. Se dejó caer lentamente, ya nada importaba, sus actos solo se guiaban por el cansancio y la preocupación.

Flexionó sus rodillas, hundiendo su rostro entre ellas para cerrar los ojos a continuación y así dejar que todos los pensamientos la invadiesen por completo. Y no se sorprendió al encontrarse recordando la última vez que vio a killian; aquella angustia que se disipó por completó al perderse en el azul de su mirada, esa mano traviesa recorriendo su cintura, la calidez que solo hallaba entre sus brazos y esa manera única en la que él la miraba, haciéndola sentir especial.

Y cuando todos estos momentos abandonaron su mente dejaron un gran vacío que las dudas no tardaron en llenar. Cientos de preguntas acudieron a ella como puñales afilados, desgarrando su interior sin compasión. ¿Y si estaba muy grave? ¿Y si no lo volvía a ver? ¿Cómo soportaría perderlo si nunca le ha pertenecido?

Podía sentir como las lágrimas luchaban por escapar de sus ojos, ansiosas de libertad y de hallar un camino al consuelo. Pero sabía que no lo harían, no al menos hasta verlo a él, abrazarlo, y comprobar que estaba bien.

"¿Swan?" una voz la apartó con brusquedad de todos esos pensamientos, obligándola a abrir sus ojos para poder diferenciar el rostro de una joven. Jamás la había visto antes pero supo identificar de quién se trataba con rapidez por la forma dulce y aniñada de hablar.

— Tú... tú eres la mujer con la que hablé, tú sabes dónde está él ¿verdad? — Se incorporó de un único impulso, en el que invirtió las pocas fuerzas que le quedaban — .Llévame a su lado, por favor... — Colocó una de sus manos, inconscientemente, sobre el hombro de ella y al hacerlo no pudo evitar fijarse en el temblor de sus dedos, de todo su cuerpo, y eso le hizo pensar. Emma nunca se había permitido demostrar sus sentimientos en público y ahora solo era eso, un río de emociones que amenazaba con desbordar. Había cambiado tanto en tan poco tiempo.

— Sí, soy Ashley Boyd — El desconsuelo que pudo ver en aquellos desconocidos ojos hicieron que más palabras no quisieran salir de sus labios y sólo pudo hacer una cosa, rodeó el brazo de Emma y empujó de ella con suavidad para dirigirla hacua el cierto donde estaba él.