Violeta es muy linda, una niña muy dulce y amable. Y a pesar de su corta edad, es bastante inteligente. Ella tenía 5 años cuando yo la conocí, parecía muy feliz cuando abrió la caja en la que yo me encontraba. Hemos pasado muy lindos momentos, y aunque yo no puedo hablarle ella sí que lo hace, me cuenta todo lo que le sucede, y eso me hace muy feliz. Todas las noches se duerme junto a mí, pero como yo no puedo dormir, soy quien cuida sus sueños...
Hoy es su cumpleaños número seis, está abriendo una caja que le han dado sus padres, parece muy emocionada. Cuando termina de abrir la caja, saca una muñeca de trapo... esta nueva muñeca tiene el pelo rojizo, pecas en la cara, y un vestido de campesina muy colorido. No creo que le guste tanto como ella gusta de mí. Pero para mi sorpresa, ella la abraza... se ve tan feliz. Pasaron días y Violeta apenas y me tomaba en sus brazos, solo pasaba tiempo con aquella muñeca de sonrisa resplandeciente. ¿Será por eso? ¿Será porque tiene más color que yo?
Pasaron semanas y yo estaba sola... en un rincón. Al parecer Violeta se fue de vacaciones con su familia... y con la otra muñeca. ¿Acaso ha olvidado los momentos que pasó junto a mí?
Violeta ha vuelto, pero sin su nueva amiga. Se acercó a mí y comenzó a llorar... diciendo que se le había caído al mar y no había podido recuperarla. Me sentí feliz... pero esa felicidad duró poco, pues ella realmente parecía haberle agarrado cariño a Cindy (Como ha llamado a la muñeca), parecía muy desanimada.
En sus siguientes cumpleaños, no recibió más muñecas, en cambio, recibía ropa nueva. En cuanto a su actitud conmigo: Ya no jugaba, no dormía conmigo, de vez en cuando me alzaba, se acostaba de espaldas en su cama y se me quedaba mirando fijamente.
Un día ella llegó de su colegio muy animada, ya tenía 15 años. Revoloteaba por todo el cuarto y daba saltitos de vez en vez. Ya cansada se acostó en su cama, me tomó y me abrazó con fuerza. "Me dijo que sí, me dijo que sí ¡Por fin!" decía. Y así, por primera vez en mucho tiempo, se quedó dormida junto a mí. Hacía años que no la veía tan feliz y serena. Su suave cabello negro caía por su rostro, lo llevaba corto pero se le veía muy bien. Su tez blanca resplandecía por la luz de la luna que se filtraba por la ventana. Violeta, sin duda alguna, era una muchacha muy linda.
Al pasar semanas, ella estaba más pendiente de su teléfono celular, enviaba mensajes y recibía otros más. Traía amigas más seguido, una de sus amigas no deja de abrazarme, decía que le gustaba mucho ¡Qué bien se sentía aquello!
En una ocasión, ella llegó azotando la puerta. Se derrumbó en el suelo llorando ¿Qué le ha pasado? Quería ir hasta donde ella estaba, pero no podía ni moverme. ¡Cuánta frustración! Mi Violeta... se veía tan feliz y ahora tan derrotada.
A la mañana siguiente, sus ojos se veían inflamados y rojos. Ese día no fue a clases, ni el siguiente, y así durante toda una semana. Sus amigas, preocupadas, la visitaron... escuche lo que hablaban. El causante de su felicidad fue también el causante de su mayor dolor... y yo no pude hacer nada por ella... mi pobre Violeta.
Pasaron meses y Violeta se encerraba en su cuarto cada vez más, ya volvía a ir al colegio. Hacía sus tareas, leía algún que otro libro y tocaba su guitarra, luego se iba a dormir. Las canciones que tocaba solían ser tristes, supongo que esa era su esencia... y honestamente era maravillosa. Tocaba muy bien.
Violeta cumplió los 18, apenas se veían rastros de aquella tristeza que la azotó hace 3 años. Empezó a salir más a menudo, tenía nuevas amigas...yo empezaba a extrañar a sus antiguas amigas. Las nuevas se burlaban de mí, y cuando Violeta no veía, me tiraban y maltrataban.
Violeta fue a la universidad, esta quedaba lejos y ha tenido que irse a vivir allí "Tengo que irme, muñequita, pero prometo volver de visita" Me dijo... Como me gustaba que hablara conmigo aunque no pudiera contestarle.
Pasaron seis años, Violeta había venido todos los años, casi siempre con un chico diferente. Pero durante tres años solo traía a uno.
Ella llegó hoy, con el mismo chico. Sin decirme nada comenzó a meter sus cosas en unas cajas. Cuando había terminado de recoger las cosas, comenzó a caminar hacia la puerta...acaso... ¿Se iba sin mi? No... se volteó nuevamente y a pasos lentos se acercó a mí, me agarro y me miró... sus ojos estaban llorosos, entonces comenzó a llorar, mientras me abrazaba con fuerza. "Siempre estarás conmigo, mi muñequita".
FIN
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Violeta
Teen Fiction> es un cuento lleno de sentimientos, y una amistad que va más allá de cualquier ley de lógica. Una muñeca de cera cuyo nombre se desconoce, nos cuenta la historia de su adorada dueña, y de cómo va cambiando esta dulce niñita llamada Violeta en el c...